Enter your email address below and subscribe to our newsletter

SOBRE LA EXCLUSIÓN EN CUBA

Comparte esta noticia
Por René Fidel González ()
Santiago de Cuba.- El derecho de igualdad política para todos los ciudadanos es una antiquísima y odiada innovación política. Su adopción, fue la piedra fundacional del ideal democrático cubano.
Cada vez que la exclusión de una parte de los ciudadanos ha sido conseguida por la cancelación formal o práctica de este derecho inherente a la pretensión y concreción de la posibilidad de una vida política plena, cada vez que se ha intentado borrar hasta el último vestigio de la noción y los valores civilizatorios de la igualdad en la vida política, ese esfuerzo no ha tratado nunca de unas mayorías que lograron imponerse políticamente sobre las minorías por un tiempo, tampoco de unas mayorías que alcanzaron, momentáneamente, un consenso político superior a cualquier otro y lograron, además, el acuerdo y el compromiso de respetarlo de la sociedad.
Se ha tratado en realidad de la disolución intencional de la ciudadanía como identidad y práctica política, de la criminalización cultural y normativa de la pluralidad política como característica de la sociedad humana, de la instauración y otorgamiento del privilegio político como mecanismo para el logro de la limitación y obstrucción del acceso a la toma de decisiones políticas; de conseguir el efecto de disociación más amplio posible de lo que es, auténticamente, la participación, la deliberación y el acuerdo; de anestesiar a los individuos, primero ante el hecho y la connotación de la enajenación de la representación política, y luego de la ausencia absoluta de representación de los intereses políticos sociales o económicos de los excluidos.
El descarte político de una parte de la población, la creación y promoción de una identidad política que permita socializar la naturalización del privilegio político para convertir a los excluidos -sus aspiraciones a la igualdad, sus intereses y anhelos- en los enemigos de un orden supuestamente legítimo y benefactor, así como la conversión y falsificación de lo público en todo lo contrario a lo accesible, ostensible, trasparente e interpelable, no es, sin embargo, otra cosa que una densa niebla.
La historia de cualquier sistema político que se erigió sobre la base del fin del derecho de igualdad política y la aparente exclusión de una parte de los ciudadanos, es una historia que encubre el despojo masivo y sistemático de la soberanía política popular con el fin de garantizar y retener el monopolio del poder. Tal finalidad concluye por ser, en su empobrecimiento instrumental y la progresiva mediocrización de los usufructuarios y operadores del poder, una ideología de conservación del poder, solo esto.
Puede ser expresado así. El monopolio del poder es igual a: desactivación de la igualdad política, más exclusión política, más represión política, menos soberanía política popular.

Deja un comentario