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Siete tesis sobre el diálogo político de los excluidos en Cuba

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Por René Fidel González García ()

Santiago de Cuba.- Cualquier intento de diluir, relativizar o desvalorizar la búsqueda de la igualdad política en Cuba como una meta legítima de desarrollo político público. Esto constituye, en sí mismo, una estrategia de mantenimiento del tipo de opresión sistémica que implica la exclusión.

La interacción política de los ciudadanos excluidos debe articularse alrededor de un discurso capaz de evidenciar el fenómeno de la exclusión. También debe mostrar el sistema político que la desarrolla y el modelo de poder que la promueve. Estos aspectos caracterizan y determinan al subdesarrollo político en Cuba.

Ese discurso es el recurso fundamental para descolonizar a la sociedad del pensamiento dominante. Este pensamiento invisibiliza y justifica la exclusión política. Además, sirve de percutor de prácticas inherentes a la autonomía y la autodeterminación política de los ciudadanos.

La exigencia de reconocer y garantizar el derecho de igualdad política de los ciudadanos se fundamenta en la demanda del rediseño del sistema político. Esto es necesario para erradicar y proscribir normas jurídicas, culturales, y prácticas discriminatorias y punitivas. Estas normas están dirigidas contra el ejercicio de libertades y derechos políticos. Pero la transformación y coherencia de las prácticas y los valores políticos de los excluidos son un imperativo para la consecución de la igualdad política en Cuba. Los excluidos no pueden soñar la igualdad política como una oportunidad para excluir a otros. Es preciso romper el ciclo del subdesarrollo.

Descriminación y exclusión

La discriminación y exclusión política sistémica es necesariamente multidimensional. Se extiende y solapa en diversos campos y aspectos de lo social y económico. La autenticidad, consistencia y eficacia del diálogo sobre la igualdad política son posibles sólo si este asume todas las formas de exclusión. Asimismo, la interseccionalidad es una herramienta fundamental de análisis y acción política.

La práctica del diálogo entre los ciudadanos excluidos debe ser un importante acto de decolonización política. Este diálogo no sólo denuncia la opresión, sino que también visualiza, proyecta y socializa alternativas. Además, ofrece procesos, recursos y herramientas para la emancipación.

El diálogo político y la garantía de igualdad

La insistencia en un diálogo que reconozca la universalidad del problema político de la exclusión en Cuba busca romper con inercias y consensos tácitos que la perpetúan. Este diálogo configura espacios de crítica y confrontación de la norma política dominante de la exclusión, de su cultura y de los mecanismos que permiten su reproducción. También, la insistencia en el diálogo sobre la igualdad política, en sus posibilidades emancipatorias, es necesariamente una práctica anticipada de la educación para la ciudadanía. Este diálogo es esencial para el ejercicio y plenitud de los derechos y libertades.

La garantía de la igualdad política no puede limitarse a un mero discurso retórico. Debe traducirse en reformas jurídicas profundas que reconozcan y materialicen el derecho de autodeterminación de los ciudadanos. La garantía de la igualdad política es la condición previa para un diseño de sistema político hostil a la corrupción.

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