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SANTIAGO EMPEZÓ A “CONSTRUIR SU FELICIDAD”

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Por Oscar Durán

La Habana.- Los desafíos actuales de los jóvenes comunistas santiagueros son los mismos de hace 65 años, pero ahora hay un nuevo slogan como para tenerlos mareados: “construir felicidad”. Ellos mismos, si son conscientes de tamaño disparate, se preguntarán: ¿cómo diantres construimos felicidad en la porquería esta de país? 

Por eso mismo el cubano ya no puede tomar en serio nada que salga de la cabeza de un porrista ideológico con guayabera y una panza del tamaño del eclipse. Ahora quieren dormirnos con que habrá felicidad en la isla si los jóvenes se lo proponen, como si nosotros fuéramos económicos o dueños de una varita mágica para cambiar el desastre acumulado en más de medio siglo.

No obstante, en Santiago de Cuba ya están “construyendo felicidad” para el próximo quinquenio, con énfasis, según ellos, en las políticas ideológicas y socioeconómicas que buscan acompañar y facilitar la participación joven en la toma de decisiones y así crear soluciones desde el territorio.

Alguien que tenga dos dedos de frente no puede pararle bola a tamaña estupidez. Es un circo de país. ¿En serio piensan que a estas alturas la juventud está para la bobería de unos lamebotas? Es más, échense cómo los dirigentes quieren crear felicidad en Santiago. 

“El énfasis está en la atención a la niñez y la juventud, la innovación como respuesta a las limitaciones tecnológicas, la inserción en la producción de alimentos desde sus esferas, la promoción de la continuidad de estudio y la inserción laboral, y la transformación de las localidades al punto que la emigración no sea la meta; que el proyecto país se alinee con los proyectos personales de quienes son el futuro de Cuba”. Ahí se lo dejo.

Sin embargo, en algo sí estoy de acuerdo con los comunistas: no hay felicidad en Cuba y, después de sesenta y tantos años, van a empezar a construirla. No sabemos de qué forma, pero quieren construir felicidad.

La pelea está dura, cubanos, pero vamos a ser generosos con el régimen. Deberíamos decirle que no queremos una felicidad completa, solo a medias. Por ejemplo, que no hayan más apagones; que todos los alimentos de la canasta básica lleguen a tiempo y con calidad; que Salud Pública tenga todas las condiciones para brindar un servicio eficiente; que nuestros hijos vayan a la escuela y reciban una educación digna; que la panadería tenga pan todos los días… Con eso estamos bien. Vaya, requetebien.

Esto, vuelvo y repito, para ser generosos con el castrismo. Porque, a fin de cuenta, la felicidad verdadera del cubano es que ustedes, dictadores de mierda, se larguen de aquí de una vez por todas y vayan a parar al mismísimo infierno.

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