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Por Yurina Estenoz ()
La Habana.- Sandro Castro no cae bien. Él lo sabe y disfruta de eso, porque cree que ya nadie de su familia le entra por los ojos a los cubanos. La gente piensa que el mal del país tiene su origen en su apellido, y él intenta deslindarse de todo eso. No quiere cargar culpas que no le tocan. Él no eligió al padre ni los abuelos y dice que solo fue un espermatozoide más que ganó la carrera a varios millones.
No tiene oficina, aunque es dueño de un bar que visitan muchas personas cada día. Algunos van porque dicen que la música es buena. Otros por la animación. Casi nadie habla bien del servicio, y algunos creen que pasa mucha gente por allí, porque está en un lugar céntrico, en el medio de El Vedado.
El apellido también hala, aunque solo sea por curiosidad. Y Sandro lo sabe. A su bar no van inspectores, la policía suele pasar despacio en las noches y solo mira, sin importunar a nadie. Incluso, él mismo imagina que siempre hay alguien diferente que lo cuida. Desde niño, cuenta con orgullo, siempre lo cuidaron.
Sandro es conversador. A veces intenta agradar y otras le da lo mismo. Él sabe que está por encima del bien y el mal, y aunque le hayan mandado un mensaje subliminar en televisión, en el programa de Humberto López, no cree que nadie vaya a actuar en su contra, porque saben que era el nieto predilecto del fallecido dictador y de la abuela Dalia Soto del Valle.
Sandro dice que su ejemplo es el abuelo. Y aclara porqué, con rotundidad. También admite que no es alcohólico y que entre todas las cervezas, prefiere la Cristal, porque para él sí es importante aquello de que ‘lo mío primero’. No hay nada más importante en su vida que Cuba.
Tampoco pone reparos a algunos temas. Habla de todo. Responde sin titubeos, casi con una seguridad total, como si estuviera seguro de que está por encima del bien y el mal. Y disfruta como nadie estar en las redes sociales, que sus vídeos se viralicen, tal vez porque ahora puede hacer y decir todo lo que le impidieron por mucho tiempo.
-¿Quién es en realidad Sandro Castro?
-Un loco… el más grande admirador de la obra de mi abuelo. Una persona honesta, que dice lo que piensa, y que por decir siempre la verdad ha tenido problemas.
-¿Puedes poner un ejemplo…?
-Claro el de los jugueticos que tenemos en casa… aquello del Mercedes Benz, cuando el coronavirus. Enseguida el tío de mi papá -hace movimiento de rasgarse los ojos- lo llamó y le metió una cojonera.
-¿El Mercedes era tuyo?
-Por supuesto… me gustan los buenos autos. No hay nada que esconder. Ahora me arrepiento de haber salido a desmentirlo.
-¿Y de dónde sale el dinero para esos carros?
-Ese fue un regalo de mi abuelo cuando cumplí 18 años. Pero tengo dinero. Tengo una buena cuenta y también mucho dinero en efectivo.
-¿De ahí salió el dinero del bar EFE?
-Ese dinero me lo dio mi padre. Él sabía que mi sueño era tener un bar, al estilo del restaurante del tío Alex y me dijo que si me portaba bien me iba a ayudar. Sabes, no sé por qué la gente pregunta tanto y cuestiona cosas, si nosotros siempre fuimos gente de dinero. Mi bisabuelo era dueño de tierras… ¿Nunca fuiste a Birán?
-Pero tu abuelo hablaba de igualdad…
-A veces hablaba más de la cuenta. A veces no… siempre hablaba mucho. Cuando estaba en la casa nos ponía a todos a escuchar sus historias, y eran horas y horas ahí en silencio… Era un cuentero mi abuelo.
-¿No tienes miedo de que tu ex, Daniela Álvarez, vaya por ahí contando cosas?
-No soy cómo mis tíos. Todas las ex de ellos han ido por ahí narrando pormenores de la familia. Mis ex no saben mucho más de mí que lo que yo quiero mostrarles. La abuela Dalia me ha enseñado eso. Si ella, Daniela, quiere puede contar lo que se le ocurra.
-¿Te consideras una persona simpática?
-Me da igual. Ninguno de los Castro cae bien. Sabemos que muchos nos tratan por hipocresía. Y yo no soy hipócrita. Yo digo lo que pienso. Si hago un chiste y sale mal, no te rías. No tienes que hacerlo, porque no es importante para mí.
-¿Y qué es importante para ti?
-Ser feliz. Sobre todo quiero ser feliz siempre. Quiero seguir los pasos de mi abuelo. Ahora todos están centrados en la familia de Raúl, y todos creen que en el futuro el poder será de Mariela, de Alejandro o de Raúl Guillermo, pero los de esta parte, los de la rama de abuelo Fidel, también podemos hacerlo.
-No entiendo bien…
-¿Qué no entiendes? ¿Crees que de verdad manda en Cuba Díaz-Canel? Yo quisiera que vieras cómo se porta delante de cualquiera de los Castro, del viejo cagalitroso de Ramiro Valdés… ese no tiene personalidad. Y la mujer menos. La Machi, como la llama la gente, me rinde a mí… tendrías que verla.
-Hablas de que quieres ser cómo tu abuelo, pero eso sería a largo plazo. Hablemos de lo inmediato: ¿Cuáles son los planes para mañana?
-Vivo la vida. Hago lo que quiero. No tengo planes. Pero me gustaría ser influencer para responderle a Otaola, a Ultrack, a Darwin, Ernesto Morales… a todos esos que me critican y que se aprovechan de las cosas que hago. No me podrás negar que tengo un buen tirón mediático.
-¿Te sientes la oveja negra de la familia?
-Soy el único que dice lo que piensa. El único que se muestra tal cual es. Todos, y repito: todos me tienen envidia, y no solo porque yo era el nieto preferido del abuelo, aunque eso también pesa.
-¿No tienes miedo de que el sistema se caiga un día y tengas que irte o pagar ciertas cosas?
-¿Pagar? No he matado a nadie. No he reprimido. Estuve en contra de las palizas que dieron en julio de 2021 y estoy a favor de la libertad de los presos políticos, aunque soy comunista. Nadie puede acusarme por eso. Pero si tengo que irme, me voy. Puedo vender mi bar, mis casas, recoger mi plata e irme a España. Tengo derechos por mis antepasados.
-¿Para ir a ver al Real Madrid…?
-No. Lo del Real Madrid es broma. Yo soy del Barcelona, porque soy fan de Messi desde hace muchos años. Y tengo varias camisetas suyas. Lo del Real Madrid es para provocar.
-¿Qué otro deporte te gusta?
-La pelota, pero soy malo. Jugaba cuando chiquito porque era el dueño del bate, las pelotas y los guantes. Por cierto, el Cangrejo soñaba con ser pelotero, y hasta se entrenaba en el Latino con el equipo Cuba, pero no le daba ni a una calabaza. Y el tío Tony, el alardoso, era igual de malo… jajajaja…
-¿Cuántas novias tiene Sandro Castro?
-No tengo que responder a esa pregunta, ¿verdad?
-¿Y cuántas casas?
-Tampoco. Y si me las quitan, me voy a vivir con la abuela Dalia. Ella siempre tiene sitio para mí.
-¿Qué crees de Díaz-Canel?
-Que es un singa’o. Si la gente lo dice, es así. Yo no me escondo como otros de la familia que viven metidos en sus casas por miedo a la gente, o que salen rodeados de dos o tres guardias… yo siempre ando solo, aunque a veces me doy cuenta de que en el bar hay tipos raros, como si me cuidaran.
-¿Y de Trump…?
-Es simpático. Es un poco como yo. Se presta para memes y stickers. El mundo necesita tipos como Trump, porque hay muchos aburridos por ahí, como Canel y Maduro, por ejemplo.
(La entrevista no es verdadera)