La Habana.- Este año, y los anteriores (desde el Ordenamiento), me he portado muy bien. Yo soy bueno, y como bueno, espero que me premien. Mi pedido es perfectamente realizable, les tomará unos añitos, pero soy capaz de esperarlos (sentado por más señas).
Quisiera que entre ustedes se pusiesen de acuerdo para una investigación científica seria (no faltaría más). No me refiero entre las distintas especialidades, más bien entre adeptos al oficialismo y aquellos que entre ustedes piensan a contracorriente. Ese sería el primer regalo, el más difícil. Tendría que lograrse porque de no ser así, el resultado podría ser vetado, indistintamente, por cualquier bando y no es mi interés.
Decía que podría tomar un tiempo lograrlo puesto que el objetivo de la investigación sería una Cuba post éxodo. Como requisito obligatorio, sine qua non -creo que se dice así-, el éxodo actual tendría que haber concluido para que el estudio tenga sentido.
Entre las preguntas científicas, tengo un par que me interesan más que otras y quería que tuvieran prioridad sobre las otras: en vez de comenzar por ¿cuántos se fueron? Me preocupa mucho más ¿QUIÉNES se fueron?.
Podrían continuar con ¿quiénes quedan? O ¿qué es lo que queda? O ¿qué podremos hacer con lo que queda? Ya aquí el punto no es tanto saber el dato estadístico global de población, no, el dato deber ser cualitativo.
Una economía devastada por incompetencia y escasa voluntad política, escenario actual, ya dantezco, podría estar aún peor para esa fecha. Cual civilización que se dispusiera a reconstruirse tras un evento apocalíptico, necesitamos un recuento detallado de con quienes contamos para reinventarnos, para que renazca la vida social, económica y política. También sería bueno conocer la disposición real de estos. Cuanto científico, ingeniero, arquitecto, doctor, agrónomo y veterinario nos queda y si no están seniles o incapacitados es un dato de alto valor para la toma de decisiones.
Los terrenos donde podremos sembrar han de ser contados también y aquí me extiendo a las mentes, ¿qué quedaría disponible de entre esa materia gris juvenil aún virgen?
¿Qué disponibilidad de relevo tendrán los próximos jubilados? ¿Quedará masa laboral preparada? ¿Estará esa masa motivada para asumir su papel? ¿Será necesario volver a elevar la edad de jubilación? ¿Aguantarán cinco años más de labor esos obreros cansados?
¿Qué quedará de fertilidad -no de suelos-, de úteros jóvenes? ¿Lograremos revertir la tasa de natalidad negativa en una nación post éxodo?
¿Volverá a ser este un país, una nación alguna vez? ¿Querremos lograrlo o solo quedaremos un montón de paisanos sin motivación alguna y que no tuvieron el valor o el pecunio suficientes para cruzar selvas o mares?
Por último, la pregunta más importante, ¿será tenido en cuenta ese futuro estudio o será obviado por el mismo voluntarismo político que nos trajo hasta aquí?
Me despido de ustedes lleno de escepticismo, aún así espero un último esfuerzo, no se dejen vencer por el pesimismo. Los necesitamos para entender lo que vendrá.
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