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Por Reynaldo Medina Hernández ()
La Habana.- La pregunta recorre la Isla: si es bella, talentosa y millonaria, ¿por qué? Que conste, la vida sentimental de nadie me importa más que los problemas que agobian a mi pueblo: hogares oscuros, llaves de agua secas, refrigeradores y botiquines vacíos, aguas albañales, basureros, servicios públicos colapsados, vidas rotas, sueños robados y esperanzas perdidas; ni que las guerras en Ucrania y Medio Oriente. Pero no puedo virar la cara como si no estuviera pasando.
Hace meses escribí sobre «ella» (no puedo ni escribir su nombre sin decepcionarme), y confesé que la admiro desde aquella niña de la famosa serie española, sin siquiera saber que era cubana. Desde entonces sigo su exitosa carrera. Le deseé el Oscar al que fue nominada y expresé mi orgullo por ser su compatriota. Le sigo deseando éxitos, pero ya no me siento orgulloso de nada.
Discrepo sobre su derecho a acostarse con quien desee. Es una verdad a medias. Al nacer, de oficio y sin mediar documentos, contraemos un compromiso ético y social con un país, que no caduca, si no se reniega de él (no me consta en su caso).
Ella es cuestionaba desde mucho antes de las «famosas fotos», por su ambigüedad, su silencio cómplice ante situaciones inaceptables (que involucraron hasta a familiares muy cercanos), su relación con instituciones culturales emblemáticas del Gobiernos y sus coqueteos con el poder (nunca mejor dicho que ahora, cuando, incluso, puede decirse toqueteos).
Es penoso que mutara así, de ídolo a paria, pero es su responsabilidad. Una mujer que podía rendir a sus pies a media humanidad masculina, hizo su elección consciente de las consecuencias. Está claro que no le importan.
No voy a «cancelarla», eso es una cosa woke y yo detesto tales conductas, seguiré admirándola y viendo sus películas; pero para mí ya ocupa un lugar junto a la tocaya que hizo su mismo viaje por el mundo, pero al revés, esa autoproclamada cubana sin la venia de nadie, ahora su compañera de causa.
Y quienes ven todo esto, no sin lógica, como una distracción para desviar la atención de lo verdaderamente importante, tranquilos, sigo atento a todo.

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