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Para que haya mierda de vaca, primero tienen que haber vacas

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Por Eduardo González Rodríguez ()

Santa Clara.-Me crié en el campo. Pero en un campo de verdad, de esos que tienen las casas de tablas de palma y el techo de guano, sin luz eléctrica, y el fango de los caminos marcados por las ruedas de las carretas de bueyes. Un campo que ni siquiera tenía cementerio. No sé si ahora lo tiene, pero la verdad es que el que moría en la Finca La Caridad, era enterrado en el pueblo de Meneses.

Y voy a lo que voy, que ya es un poco tarde. En época de mosquitos aquello era impresionante. Los amaneceres y atardeceres podían matarle la paciencia a los guajiros más duros de la zona.

Cuentan que los mosquitos no solo mataban la paciencia, también podían matar caballos y personas si no se estaban a buen resguardo.

No transmitían enfermedades, pero las picadas podían provocar hipertensión por estrés, que traducido al idioma rural de la época, quiere decir que a fulano de tal le dio anoche «una fuerza de sangre» que casi se jode.

Como para toda cosa mala sobre la tierra hay un antídoto -la naturaleza no deja a nadie desamparado- los habitantes del campo torcían grandes tabacos con sacos de yute y lo encendían. Luego de apagar el fuego, y cuando solo quedaba la lumbre que seguía quemando lentamente las puntas de las hebras del tejido y se creaba una espesa nube de humo, entraban a las casas y fumigaban rincón por rincón, cuarto por cuarto, hasta espantar hasta el último mosquito. A esta técnica rudimentaria se le conocía como «ahumazo».

Los virus matan: toca cuidarse

También se iban a los potreros a recoger bostas de ganado vacuno que llevaran en el campo más de diez o doce días. Resumiendo, llenaban varios sacos de mierda de vaca seca. Este combustible se ponía alrededor de las casas dentro de dos o tres tanques de metal y se le daba candela. Es un material que se quema, también, muy lentamente y que provoca un humo denso que molesta a los mosquitos.

Aunque parezca increíble, no tiene mal olor y dura toda la noche.

Les cuento esto rapidito porque, como la cosa se ha puesto fea con los virus y el hombre pobre no puede darse el lujo de ser soberbio, le dije a mi esposa que iba a buscar un poco de mierda de vaca seca y unos sacos de yute para aplicar esas técnica medievales en el siglo de la robótica, la modificación del ADN y de las naves especiales disfrazadas de comentas.

De un tajo descabezó mi iniciativa: «Para que haya mierda de vaca en los potreros -me dijo- primero tienen que haber vacas. Y de los sacos de yute no me hables que ahora todo viene envuelto en nailon.»
Bueno, nos comerán vivos, porque con lo que vale un spray antimosquitos, cuando aparece, podemos comprar un cohete y escapar de este planeta.

Cuídense mucho, hermanos. Y cuando digo mucho, es mucho. Esos virus matan. Y si no matan, limitan. Y en estos tiempos, hablando francamente, no sé que es peor.

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