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NO SOMOS NADA

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Por Adalixis Almaguer
Miami.- Los cubanos conocemos bien el triunfalismo. Nos adoctrinaron desde prescolar siempre haciéndonos creer que éramos el ombligo del mundo. Ese triunfalismo sin bases objetivas de lo hacemos mejor, mejor que el resto porque somos revolucionarios aunque llevemos seis décadas de atraso. La mejor educación del mundo, los mejores deportistas, los mejores médicos, los más solidarios. Siempre los mejores sin estadísticas para comparar.
Perpetuamente los mejores aunque sin resultados sociales. Los mejores sin mejoría, sin progreso y sin memoria. Como si desgañitarse en una plaza o en un acto de repudio nos confiriese una categoría humana por encima del resto de los mortales que pueblan el mundo, sin importar especie o credo.
Tantos años enfrentando un enemigo imaginario, atrincherándonos contra invasiones que nadie planea, ganando batallas no peleadas, preparándonos ideológicamente para guerras inexistentes. Tantos años de entretenernos dando vueltas en este círculo vicioso han provocado en los cubanos una apreciación tan distorsionada de la realidad que nos lo creemos.
Pero en realidad, Cuba es un puntito diminuto en el mapa que cuando se proyecta así, a grandes rasgos, casi nunca aparece y solo da ejemplo al planeta de pobreza y violencia gubernamental.

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