Madrid.- Temo la masacre que pueda venir. Temo porque las situaciones de crisis extrema desinhiben las actitudes moralmente cuestionables si se trata de sobrevivir. Ya la dictadura carecía de honradez, honestidad, decoro, decencia, ética e integridad antes de las actuales circunstancias. Imaginen ahora que todo apunta a un estallido social con el que peligraría su estatus teocrático.

Temo por mi país cuyo «jefe de gobierno» es capaz de dar una orden de combate y lanzar tropas especiales armadas contra el pueblo indefenso si disiente. Temo porque cada hora que pasa nos acerca más a la hora cero. Con el bienestar social hace mucho se lavaron las manos.

Mi temor no es hipotético que nos sobran ejemplos de los asesinatos, los crímenes, las muertes injustas a manos del poder dictatorial.

Temo porque sé que la solución no viene de la perpetuidad castrocomunista en el poder. Los panzones no quieren ceder y el pueblo no puede seguir esperando. ¡Y la libertad vale la pena!

PD: gnomo Campanilla de invierno o Galanto. Porque ocuparme en los amigurumis y sus cientos de puntitos bajos ayuda a sobrellevar la preocupación por los míos.