ME GUSTA LA CERCANÍA CON LOS PROBLEMAS

Por Manuel Viera ()

La Habana.- Hay personas que se molestan mucho, incluso se atreven a escribirme, cuando dejo plasmado mi criterio luego de ir a algún lugar de esos en los que sabemos que siempre se sale insatisfecho.

Algunos desde el respeto me dicen que «¡a esos lugares no se va!». Otros, desde una posición ya más dura, me tildan de tonto, de enajenado, de ingenuo, incluso de complaciente con el sistema.

No tengo que demostrar nada. Nunca he escondido mi desacuerdo hacia el comunismo, el socialismo, la izquierda… Sin embargo, si algo me apasiona es el dibujar la realidad, e intento hacerlo sin que me cieguen mis ideas o mi postura política. ¡Sin fanatismo!

Eso me hace diferente de quienes prefieren negar, ocultar o maquillar nuestra realidad, poniendo siempre en primer lugar la imagen política, pero me lleva a vivir experiencias, a visitar pueblos, ciudades, establecimientos etc.

De ahí que a veces esté en un lugar cercano, como Bejucal, o en lugares remotos en medio de la Sierra Maestra.

Para dibujar la realidad de forma objetiva necesito vivirla, aunque a veces me hayan contado o sea obvio el resultado.

Ni soy tonto, ni ingenuo, ni disfruto el maltrato, ni voy a decir que lo malo es bueno pero tampoco que lo poco bueno que encuentro es malo.

Aunque en la práctica cada día me cueste más trabajo llegar de incógnito y a veces se monte un show tal cual si hubiese llegado una de esas visitas que anuncian desde un mes antes, aún así seguiré intentando vivir lo que escribo aunque para ello deba ser una especie de ratón de laboratorio, de este mi laboratorio social.

Me apasiona la crónica y desde lejos no sé hacerlo.