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Por Jorge Sotero ()
La Habana.- Miguel Díaz-Canel regresa de Bielorrusia con un gran botín: 50 tractores. Sí, leyó bien. Cincuenta. Una cifra que, en cualquier país normal, sería un chiste, pero en Cuba es un «logro» propagandístico.
La prensa oficial lo celebra como si fueran bpmbarderos B-2, ignorando que, en un país con una agricultura colapsada, eso equivale a poner una curita en una hemorragia.
¿Por qué el régimen cubano anda por el mundo pidiendo limosnas? Simple: porque no tiene dinero. No tiene para comprar tractores, ni para comprar carros de muertos (literal: hay escasez de combustible para carros fúnebres). Así que truecan lo poco que tiene: ron, café y algún medicamento, por maquinaria obsoleta. Eso sí, nadie sabe cuánto ron vale un tractor, ni quién se queda con las ganancias. Transparencia cero. Como siempre.
Bielorrusia, ese paraíso de las «soluciones eficientes» bajo sanciones, no solo ofreció tractores. También hay planes vagos de ensamblar más maquinaria y hasta una posible «joint venture» en biotecnología. Pero, ¿en serio? Cuba no puede ni mantener sus hospitales, ¿y ahora fabricará fármacos con Lukashenko? Otro proyecto fantasma para la colección.
Mientras Díaz-Canel posa sonriente en Minsk, en Cuba la luz se va 18 horas al día, el transporte público es un mito, y la gente hace cola para comer. 50 tractores no resuelven nada si no hay combustible, repuestos, ni campos cultivables. Los viejos tractores soviéticos -si queda alguno- ya están oxidándose en los surcos. ¿Estos correrán la misma suerte?.
Para colmo, el viaje incluyó una delegación inflada y fotos en foros euroasiáticos. ¿Resultados concretos? Cero. ¿Beneficios para los cubanos? Menos que cero. Pero eso sí, mucho discurso sobre «cooperación» y «hermandad». Mientras, el pueblo sigue comiendo arroz con piedras y soñando con emigrar.
¿Vale la pena este circo? Para el régimen, sí. Cualquier viaje es una cortina de humo para distraer del desastre interno. Para Cuba, no. 50 tractores no alimentan a 11 millones de personas, ni arreglan la red eléctrica, ni devuelven los médicos que huyeron. Es pan y circo sin pan.
Lo irónico es que Bielorrusia, también sancionada y empobrecida, le da limosnas a Cuba. Como si dos ahogados pudieran salvarse agarrados de los pelos. Mientras, Díaz-Canel repite el libreto: «bloqueo, sabotaje, resistencia». Y los cubanos, sin comida, sin luz, sin futuro.
En resumen: lo de los tractores son un chiste. El viaje, un desperdicio. Y la realidad cubana, una tragedia que ni Lukashenko ni sus máquinas viejas van a resolver. Pero hey, al menos la prensa oficial tiene un titular bonito para vender.