LOS PADRES PARECIDOS

Por Esteban Fernández Roig Jr. ()

Miami.- No existía una sola escuela en nuestro país -de San Antonio a Maisí- que les enseñara a los padres la forma ideal de ser padres. Sin embargo, todos nos educaron como si estuvieran leyendo un librito inédito.

Jamás vi a mis padres pregúntales a los vecinos: “Óiganme, explíquenme ¿qué debemos hacer y cómo debemos tratar a Carlos Enrique y Estebita?”.

No obstante eso, en mi barrio y en mi pueblo se comportaban exactamente iguales, y daban los mismos consejos a sus retoños.

Nos mudamos a San José de las Lajas, e inmediatamente me di cuenta de que los padres lajeros estaban cortados por la misma tijera que los güineros.

La misma experiencia tuve cuando visitaba a mi amigo Joaquin Bin, en El Cotorro, o a mi prima Silvia Couto, en Luyanó.

Al escribir sobre mi niñez contantemente recibo cientos de mensajes y comentarios de compatriotas -desde todos los confines de la Isla y del exilio- identificándose con mis anécdotas de la infancia.

Y, coinciden en decirme: “Esas mismas sugerencias me daban mis padres y mis abuelos, vaya, hasta cuando no me gustaba la comida resolvían con arroz con dos huevitos por encima y platanitos maduros fritos”.

Los psicólogos y psiquiatras actuales se horrorizarían si hubieran leído mi escrito recordando a mi padre diciéndome: “Si un zangaleton más fuerte quiere abusar de ti, pártele un palo en la cabeza”.

Sorprendentemente, recibí más de mil comentarios diciéndome: “El viejo mío me decía exactamente lo mismo”.

Muchos coincidieron conmigo en que sus progenitores añadieron igual que el mío: “Si tienes miedo a fajarte con el abusador te vas a tener que batir conmigo”… Palabras textuales e idénticas.

Y todos, absolutamente todos, sin nunca haberse puestos de acuerdo, decían al unísono: “Aquí lo más importante es que usted estudie, aprenda, y reciba un título, o de lo contrario aprenda un buen oficio”.

Esto siempre acompañado del augurio: “Y si no lo haces te vas a comer un cable en el futuro!”