Por Esteban Fernández Roig
Miami.- La inmensa mayoría de los seres humanos le huyen a la vejez, sin darse cuenta que la otra alternativa es morir y sin saber las ventajas que tiene la ancianidad…
Se termina el temor a ir a la cárcel y ser violado. No existe un solo presidiario interesado en sus arrugadas y maltrechas nalguitas.
Al encontrarlo culpable de un crimen sabe que no va cumplir 20 años de cárcel.
En una línea para entrar al cine hay un moreno musculoso esperando su turno pacientemente, se parece a Mike Tyson, el octogenario puede colarse en la fila, y el mastodonte le sonríe benevolente.
El policía duda a la hora de ponerle una multa -donde el ancianito va lentamente a 15 millas en el expressway- desde que ve enganchando en el espejo retrovisor el cartelito de incapacitado.
Ante toda enfermedad, ante cada achaque, el médico sonriente añade: “No se preocupe, es normal para su edad”…
Las jóvenes bonitas y educadas le aceptan generosamente un piropo fuera de tono… Y como “seniors” pagan menos por todo.
El nieto se acostumbra a escucharle decir que “¡En mi época todo era mejor!” Al hacerse una colonoscopia el médico le dice: “Tranquilo, que esta es la última que le vamos a hacer.”
Todos en la casa no le discuten cuando dice que “Kid Gavilán era mil veces mejor que Floyd Mayweather, que Roberto Ortiz bateaba más duro que Aaron Judge, que todavía “no ha nacido ni nacerá un shortstop mejor que Willy Miranda a la defensiva
y que Estebita es mejor escritor que Eladio Secades”.
Los familiares son compasivos con él y regresan urgentemente a la casa cuando le entra la matraquilla de: “Creo que hace media hora puse a colar café y olvidé apagar la estufa”.
Y si quieren un enfoque más serio les diré que los abuelos inteligentes han aprendido de los errores del pasado y han desarrollado un aprecio más profundo por la vida.
Estemos todos claros en que “más sabe el diablo por viejo que por diablo”…
Lo cual indica que los conocimientos más valiosos son aquellos que se adquieren a lo largo de la vida…
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