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Por Jorge Menéndez ()
Cabrils.- Cuando se habla de países fallidos, suele mencionarse el ejemplo de México, donde el poder se reparte casi a partes iguales entre los carteles y el gobierno, ambos corroídos por la corrupción hasta el tuétano.
Cuba es hoy un Estado fallido en toda regla. No solo por la proliferación de la drogadicción que el gobierno es incapaz de controlar, sino porque es el propio gobierno quien genera problemas que después ni controla ni resuelve.
Con resistencia, determinación y socialismo ha quedado demostrado que nadie come. Eso ya no admite discusión. Es lo único de lo que hablan la prensa oficial y el gobierno, mientras son incapaces de garantizar siquiera un plato de comida en la mesa del cubano. Pretenden resolverlo trayendo empresas extranjeras para cultivar nuestras tierras: argentinos para sembrar soja, vietnamitas para producir arroz, otra empresa para el zapote, mexicanos para el porcino… como si los cubanos fuéramos incapaces y mancos.
En el sector eléctrico se habla de reparaciones heroicas y de parques solares que crecen como hongos, pero la realidad es que el déficit de generación pasó de 1.500 a más de 2.000 MW. Una prueba clara de que el gobierno no controla los procesos.
El mercado cambiario es quizá la espina más dolorosa para el régimen. La ruina gubernamental no le permite ni crearlo legalmente ni intervenirlo. En otras palabras: el gobierno no controla las finanzas del país, otro ejemplo palpable de un Estado fallido.
En salud, mueren sin control niños y adultos por falta de atención médica, mientras miles de lugares insalubres y llenos de basura se convierten en focos de ratas y mosquitos. El propio gobierno, con modelos matemáticos, anticipa un aumento de este fenómeno y, por tanto, más muertes. La desesperación ha llevado al pueblo al mercado negro médico, donde se buscan medicinas que el Estado es incapaz de garantizar.
La seguridad ciudadana es hoy una lotería: te pueden matar por un simple móvil o una moto eléctrica. Los feminicidios son diarios, el robo y sacrificio de ganado está a la orden del día.
La desesperación y la miseria han convertido al pueblo cubano en objeto de burla mundial, como demuestra la reciente convocatoria para repartir donaciones.
El gobierno en pleno debería dimitir ante el descalabro de uno de los países más prósperos que un día existió en Latinoamérica.
¿Es Cuba, o no, un Estado fallido?