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Los 4.5 millones de Maduro

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Por Luis Alberto Ramirez ()

Nicolás Maduro volvió a sorprender al anunciar que 4.5 millones de venezolanos se habrían alistado como “voluntarios” para defender su régimen. La cifra, pronunciada con la misma solemnidad con la que acostumbra a presentar sus “victorias”, despierta más preguntas que certezas.

La primera interrogante es obvia: si Maduro realmente cuenta con 4.5 millones de seguidores tan leales que están dispuestos a tomar las armas por él, ¿cómo se explica que no haya arrasado en las elecciones presidenciales recientes? Con semejante caudal de apoyo, su triunfo habría sido inobjetable. No necesitaría maniobras, excusas ni silencios en torno a las actas de votación.

Sin embargo, el régimen nunca presentó las pruebas electorales que sustentarían esa supuesta mayoría. Ni las actas firmadas, ni los respaldos verificables. Si Maduro realmente contara con esa legión de seguidores, bastaba con exhibir las actas de esos 4.5 millones de votos reales. Así podría acallar a la oposición y a la comunidad internacional. Pero no lo hizo. ¿Por qué? Porque esos números no existen más allá de su discurso.

La narrativa como único recurso

La historia política contemporánea muestra cómo los regímenes autoritarios recurren a cifras infladas, imaginarias y difíciles de verificar para proyectar fortaleza. Así, Maduro pretende infundir la idea de un pueblo masivamente movilizado en su defensa. Sin embargo, en realidad Venezuela padece la emigración de más de siete millones de ciudadanos que han huido del hambre, la represión y la falta de oportunidades.

Los 4.5 millones de “voluntarios” de Maduro no están en las calles ni en las urnas: están en su imaginación. Están en la narrativa que necesita para ocultar su aislamiento político y social. En lugar de militantes, lo que realmente se multiplica en Venezuela son las colas para conseguir alimentos. También, los cortes de electricidad, la falta de medicinas y la desesperanza de millones de familias que ya no creen en promesas ni en cifras oficiales.

Con este anuncio, Maduro confirma lo que el pueblo sabe desde hace tiempo: su gobierno se sostiene más en la ficción y el miedo que en la legitimidad y el respaldo. Porque su régimen no lo apoya, ni su madre.

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