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LO SURREALISTA, IRRACIONAL, ABSURDO, NO CUENTAN PARA LOS QUE CONTROLAN EL PODER

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Por Joel Fonte ()

La Habana.- Quienes en Cuba quieren comer un simple paquete de pollo, deben pagar unos cuatro mil pesos por él, suma muy próxima al salario de un ingeniero, de un médico, o de un profesional cualquiera.

Comprar un file de huevos, exige desembolsar unos tres mil pesos. Un cubano debe pagar más de 400 por una libra de frijoles, y en Cuba, el país que en la década del ’70 llegó a producir cerca de 8 millones de toneladas de azúcar, una libra ahora tiene un precio de 450 pesos. Eso es poco menos de un tercio de la jubilación promedio de un obrero o empleado cubano.

Los medicamentos se adquieren solo en una larga red de farmacias clandestinas por todo el país, a un precio de cientos y hasta miles de pesos, conforme sea el que se necesite, porque en las farmacias cubanas solo hay polvo en los estantes.

No hay transporte público, ni servicio eléctrico, gas, agua. Los servicios comunales apenas funcionan y se acumulan miles de metros cúbicos de basura en las calles de todas las ciudades, añadiendo más enfermedades, a las ya existentes, que son peligrosas.

Y así pasa con todas las áreas de la vida de los cubanos: la economía, la sociedad… Cuba está colapsado como país, y su pueblo sufre sin ver una salida, abatido, con el escepticismo de quien ya no cree.

Entonces, mientras eso ocurre, ¿qué hace la élite gobernante? ¿Plantea una salida concreta al drama, un diseño de medidas definitivas y realizables para que el país avance? ¿Admite al menos esa élite que su dictadura, que el control totalitario del poder es la causa primera de tanto sufrimiento, y señala un plan para la democratizacion?

No.

Moviliza a sus adeptos, conscientes o no de la manipulación, y aplica sus tradicionales métodos para arrear a otros miles a desfilar como un rebaño deshumanizado, como constatación, a su vez, de que tan hondo y prolongado es el daño que en el comportamiento humano ha sufrido nuestra nación tras largas décadas de adoctrinamiento, de ideologización.

Son los estertores de un régimen que se ha quedado sin salidas y apela, como un tigre acosado, a las pocas armas que le quedan.

Todavía evita el uso de la violencia más abierta, de la represión más cruda, porque tales actos lo desnudarán aún más, y seguirá perdiendo los pocos apoyos que aún le quedan, pero lo hará.

Solo un ingenuo creería que el tirano cederá voluntariamente un poder que está enquistado en su mente como un derecho divino.

¡Basta de tolerar injusticias! ¡No más dictadura en Cuba!

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