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LAS SIMILITUDES ENTRE EL ACTUAR DEL CHAVISMO Y LO SUCEDIDO EN CUBA TRAS EL 11J

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Por Joaquín Santander ()
Caracas.- Lo que ocurre en Venezuela, luego del robo de las elecciones presidenciales del 28 de julio, es copia exacta de lo que pasó en Cuba durante los sucesos del 11 de julio de 2021, cuando la dictadura castrista se vio contra la pared y pensó que, de pronto, podía ser expulsada del poder.
El chavismo, a través de todas las instituciones gubernamentales, controladas por ellos, de sus voceros y los medios afines, lanzan una cruzada contra los líderes de la oposición, que fueron quienes verdaderamente se impusieron en las urnas.
Los medios no se cansan de repetir que los venezolanos salen por acá o por allá a respaldar a Nicolás Maduro, quien se proclamó presidente reelecto de Venezuela y asumió poco después para un tercer mandato, con un discurso cargado de odio, mentiras y amenazas.
Tras las escandalosas elecciones en Venezuela, Nicolás Maduro escala la represión y ordena el arresto deEl ministro de Transporte, por su parte, aparece en escena para decir que los manifestantes, no los que reclaman que se respete la voluntad del pueblo en las urnas, sino unos vándalos, destruyeron medios públicos y pide que sean apresados y sancionados. Y por si acaso, algún medio hace públicas fotos con cristales de ómnibus rotos. ¡Cómo se parece a Cuba, ¿verdad?!
Vladimir Padrino, el hombre fuerte de las Fuerzas Armadas, habla nuevamente de un golpe de Estado fraguado por la oposición, y dice que «vamos a derrotar una vez más el golpe de Estado, no hay quien pueda con la conciencia de todo un pueblo», y olvida que no es todo un pueblo el que está con ellos, porque dos terceras partes se manifestaron en contra en las urnas y muchos cientos de miles están en las calles contra ellos.

Aniversario del 11J en Cuba: un año de represión y censura, sin justicia | Nuevo PoderUn diputado cualquiera, José Brito, dice que María Corina Machado, la bandera de la oposición, tiene que ser sometida por propiciar el golpe. Porque él piensa que ella, después de que le robara el chavismo la elección, tiene que permanecer en silencio, no decir nada, y ser cómplice de la farsa de Maduro y compañía.
El fiscal general, Tareq William Saab habla de encarcelar. A él, como hicieron las autoridades judiciales cubanas cuando el 11 de julio, no le importa la justicia, ni la democracia, ni el estado de derecho, solo quiere encarcelar a los opositores. Claro, desde que era un jovencito ha estado mamando del chavismo y ha sido gobernador, ministro y ahora fiscal general, con mucho tiempo cada día para pasarlo en los gimnasios en ese afán enfermizo de hace unos años de tonificar sus brazos y sus glúteos.

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El presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, otro lacayo de Maduro, pide encarcelar a Edmundo González Urrutia y a María Corina Machado, y desde los altos estamentos los vinculan con narcotraficantes que, supuestamente, han entrado al país.
Diosdado Cabello, el segundo del PSUV, con su bravuconería habitual habla de ir a por los opositores, a acabar con ellos. Este no se medirá nunca a la hora de reprimir, y si pudiera -y puede- lanzaría a los tanques a aplastar venezolanos. Para él, esas personas que protestan son números. Nada más.
Elecciones Venezuela: Imágenes de las protestas por las dudas sobre el triunfo electoral de Maduro que dejan al menos 2 muertos y cientos de detenidos - BBC News MundoMaduro, desde el Palacio de Miraflores, calificó a María Corina Machado como «terrorista» y le acusó de liderar un «plan de la ultraderecha para generar violencia», y se hizo el valiente al convocar, para una supuesta pelea cuerpo a cuerpo, al anciano opositor Edmundo González.
Ese modus operandi es tan similar al actuar de La Habana que cualquiera puede decir que se trata de una copia fiel, al carbón, con declaraciones altisonantes para infundir miedo, para crear estados de opinión sobre los opositores, para que esa parte de la población que aún cree en ellos, o que saca provecho de estar aliados a su gobierno fascista, impida que las protestas se radicalicen y terminen por expulsarlos del poder.
En La Habana tuvieron éxito. El gobierno sacó a los militares a las calles, los vistió de policías, mandó a sus paramiliatres a reprimir, a los militantes a dar palo y lograron controlar el empuje popular, para lo que usaron, además, otras técnicas nada honorables. Al final, sin causas demostradas, mandaron a las mazmorras castristas a más de mil personas, entre ellas mujeres y menores de edad.
Veremos qué pasa en Venezuela. La caída de Maduro puede acelerar el fin del castrismo, por el ejemplo que darían los venezolanos. Igual, una debacle en Cuba hubiera servido de acicate a los venezolanos, que ahora pueden asestarle el golpe definitivo al chavismo y terminar de sacar a su país de la pobreza a la que los han llevado el fallecido Hugo Chávez y su delfín, Nicolás Maduro.

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