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LA VIDA SEXUAL DE FIDEL CASTRO

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Por Esteban Fernández Roig
Miami.- Desconozco cómo fue el inicio del noviazgo con Mirtha Díaz Balart , pero desde que “Fidel fue Fidel” no se le conoce que haya enamorado directamente a ninguna mujer a través de bellas y amorosas palabras.
Cuando de lejos o de cerca le gustaba una muchacha -casi siempre con ojos verdes-, mandaba a un subalterno a interceder en su favor.
En determinada ocasión fue a despedir el duelo de un oficial castrista y su viuda recibió el mensaje de “El Comandante desea verla inmediatamente en el Habana Libre”…
Yo tuve una vecina muy bonita en Güines que recibía semanalmente una cesta conteniendo quesos suizos, jamones ibéricos pata negra y vinos importados con una tarjeta que decía: “De parte del Comandante”.
Las mayoría de las mujeres que han compartido una cama con él callan y las que se han atrevido a hablar dicen que: “No se concentraba en hacer el sexo, que podía tener un tabaco en la boca y hasta leer un periódico al unísono”.
Dicen que “nunca se desnudó por completo ni se quitó las botas, sólo se bajaba el pantalón verde olivo hasta las rodillas y dejaba ver un empercudido calzoncillo que en una época fue blanco”… Y que sufría de tremendo complejo de canillas flacas…
La ex expía alemana Marita Lorenz fue muy parca al decir que Castro no era tan buen amante como ella imaginó en un principio: «Era más interesante durante las caricias que durante el acto sexual propiamente dicho”.
Las demás solo se atrevían a insinuar que “era muy mala hoja” hasta que un capitán de “la seguridad personal del Comandante en jefe” las amenazaba o les ofrecían unos billetes por su silencio.

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