LA VENDEDORA DE CANCIONES

Por Yordanka Cuza ()

La Habana.- Cualquier día es bueno para visitar el mar. Mi niña me invitó hoy al malecón y como siempre acepté con ganas.

La tarde estaba bella, con unos colores hermosos, salitre y viento.

-¿Quieren una canción? -nos pregunta una joven, con una voz muy tímida.

-No, gracias- le contestamos.

Y ella siguió su andar pegada al muro, preguntando a todos si deseaban escucharla cantar.

Amalia y yo enmudecimos mientras la veíamos alejarse y ya era una cabecita lejana cuando le dije a mi niña con pesar: debimos haberle dicho que sí.

Pero esa niña nació de mí y me dijo: mamá, si nos apuramos, la alcanzamos… y me convenció.

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Nos lanzamos a correr por toda la acera. No sé cuánto caminamos, íbamos más concentradas en no perderla de vista. Ella ofrecía su servicio y siempre recibía negativas; nosotras avanzábamos, más y más…

-¡Muchacha! -le grito- ¿cuánto vale una canción?

-100 pesos

-Pues cántanos una… sorpréndenos.

Y entonces nos dibujó con su voz, el mejor «quiéreme mucho»… lloramos mi niña y yo. Ella sonríe, pero sus ojos parecen de vidrio.

-¿Tienes niños?- le pregunté.

-¡Dos! -y su sonrisa iluminó la tarde.

Le dimos lo que teníamos encima. No llevábamos más dinero. Lo lamentamos mucho, pero estoy segura de que la volveremos a ver. Ella se merece el mundo, pero el mundo no la merece a ella.

Si la ven, ayúdenla, escuchen su canto que llega al alma.

Ella se llama Kendra, tiene 2 niños y vende canciones.