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LA SABIDURÍA DE LA CASUALIDAD

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Por Manuel García ()
La Habana.- La casualidad suele ser sabía. De momento me aparece un viejo comentario que no puede ser más actual pues estamos en el período de los inventos para subsistir…. tres sobresalen por su asiduidad: café mezclado con maíz, café endulzado con raspadura, pan hecho con yuca, boniato o calabaza… El viejo comentario parece un cuento de hadas…. Adónde llegaremos… ¿Será que iremos a dar a lo acontecido en el filme «La sociedad de la nieve», ahora en boga y aquí sin nieve?
Saque usted sus propias conclusiones.
¡Ja! La gente no sabe nada. Este es el país de los inventores, ¡qué Rusia, Inglaterra o Estados Unidos! El mío. Aquí se quedaron chiquitos los Da Vinci y los Edison. Que vengan a ver cómo andan los autos americanos que se fabricaron hace más de sesenta años. Fruto de mil invenciones ruedan tan bien que ahora valen diez o más veces que cuando nuevos.
Hace un tiempo inventamos el bistec de cáscara de plátanos, el picadillo de soya, el café de chícharos, para solo dar unos ejemplos. Ahora hemos creado la cola metafísica. Simplemente donde ves un grupo de gente reunida pues pides el último y preguntas si saben qué van a sacar y si no saben pues nada, ahí te quedas “a ver qué sacan”. Todo muy metafísico (recordar que esto significa “más allá de lo físico”, de lo palpable y degustable) lo cual agradaría a Sócrates.
Siempre puede venir algo que necesitas y mientras te vas enterando de todos los chismes. El otro día un amigo y yo, por casualidad, nos encontramos frente a un establecimiento donde sacan “productos cárnicos” (patas de cerdo, lengua de vaca, picadillo de pollo…). Conversábamos tranquilamente cuando alguien se nos acercó curiosa: ¿Qué van a sacar? Mi amigo y yo nos miramos totalmente perplejos, hasta que caímos en la cuenta. La señora se fue con cara consternada cuando le dijimos que al parecer nada.
Ayer, mientras esperaba afuera del colegio la hora en que despachan a mi nieto para llevármelo a casa, se fue aglomerando allí una buena cantidad de padres y abuelos. Entonces pasó un coche (recuérdese que esto aquí es vehículo tirado por caballo) y una voz desde él preguntó ansiosa: Oigan, ¿van a sacar aceite? Nos quedamos absortos, hasta que por fin alguien soltó una risa y los demás nos contagiamos. Pues ya saben. Inventamos la cola metafísica. Que quede patentado. Suerte.

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