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LA MALA MEMORIA

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Por Tania Tasé ()
Berlín.- Titulo este post como el libro de Heberto Padilla, el poeta tan traído y llevado en los últimos tiempos. Que ojalá no sean nuestros tiempos últimos.
Y no es que me haya dado por filosofar, pero ese libro, más que abrirme los ojos, me los sacó y me los puso en las manos. ¡Sí! Para que yo también aprendiera que a veces es necesario mirar con las manos. Sólo si estamos listos para el susto. Y queremos sobrevivirlo. El susto sólo dura un segundo, si lo que viene después es la rabia. Porque esa rabia dolorosa e incontenible, es lo único que nos hace luchar por el cambio. A pesar de todos los sustos de la vida.
Ese libro me acompaña aún: logré sacarlo de Cuba bajo la mirada siempre asustada de los aduaneros. Y tuve mucha suerte de su ignorancia.
Hace tiempo que necesito un descanso. Estoy nuevamente agotada más allá de los límites. Pero sucede que soy terca. Y esa terquedad me ha susurrado al oído: hoy no es el día, hoy no te toca. Hoy es otra vez 30 de abril.
Ese día de 2021, tuvo lugar la protesta de Obispo. Un puñado de ciudadanos cubanos quisieron a toda costa imponerse al cerco policial y ejercer su derecho de amigos, que debería, (por Dios!!!) ser sagrado, de visitar a Luis Manuel Otero Alcántara, que se estaba dejando morir de hambre y de sed, como legítima protesta, para recuperar sus obras o ser indemnizado por su destrucción a manos de la inSeguridad del Estado.
La protesta de estos amigos de Luisma fue sofocada brutalmente. Y los participantes, nuestros hermanos, pagaron un alto precio por eso. Aún lo están pagando.
¿Dónde están ahora todos ellos? Qué ha sido de sus vidas? Dónde está Luisma?
¿Los hemos acompañado de verdad?
¿Tenemos derecho a descansar?
¿Tenemos derecho a olvidar?
¿Podré así, simplemente «quitarme» porque estoy muy cansada?
¿Podrán ustedes?
El horror no sólo continúa, se intensifica.
De las respuestas que nos demos cada uno de los ciudadanos cubanos a esas preguntas, depende el destino de Cuba como nación.
Es lo que pienso. Aunque puedo, naturalmente, estar equivocada. Y no sería nada raro.
Sáquenme del error y entonces, quizá me vaya a descansar.

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