Enter your email address below and subscribe to our newsletter

La libreta de racionamiento: símbolo del fracaso de la revolución cubana

Comparte esta noticia

Por Jorge L. León (Historiador e Investigador)

Houston.- La llamada Libreta de Abastecimiento, implantada el 12 de marzo de 1962, se presentó como una medida temporal para asegurar equidad en medio de dificultades. En realidad, fue la señal temprana de que el modelo económico impulsado por Fidel Castro había nacido equivocado. Lo que debía durar unos meses se convirtió en un sistema de pobreza administrada que aún persiste, evidenciando la incapacidad estructural del proyecto revolucionario.

Surgida en pleno desplome productivo —provocado por la estatización masiva, la eliminación de la propiedad privada y la improvisación de un Estado sin experiencia en producción agrícola— la libreta cristalizó un error fundamental: Fidel Castro, con su desconocimiento total de la economía, fue quien previó y desarrolló este mecanismo infame, convencido de que podía reemplazar el funcionamiento natural de los mercados con una planificación absoluta que solo existía en los manuales ideológicos.

En términos económicos, no fue menos ignorante que en el terreno político, y esa combinación explosiva explica buena parte del desastre que creó. Décadas más tarde, él mismo terminaría reconociendo el fracaso al admitir: “El sistema cubano no nos sirve ni a nosotros mismos.”

Desde su origen, la libreta destruyó los incentivos productivos. La agricultura quedó paralizada por precios irreales y controles absurdos que eliminaron cualquier motivación para producir más. Con el tiempo, el sistema dejó de disimular la escasez: la convirtió en rutina. Cuba, un país fértil, pasó a depender de importaciones soviéticas, subsidios externos y, posteriormente, del petróleo venezolano, mientras la producción interna se desplomaba.

A la par del desastre económico, la libreta se transformó en un instrumento de control político. Cada ciudadano quedó registrado, clasificado y subordinado a la voluntad del Estado para obtener alimentos básicos. La comida dejó de ser fruto del esfuerzo individual y pasó a ser un privilegio administrado por el régimen, convirtiendo la necesidad en dependencia y la dependencia en dominación. Ningún mecanismo funcionó mejor para disciplinar la conducta pública de un pueblo empobrecido.

Deja un comentario