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Por Joel Fonte ()
La Habana.- La información en Cuba no es un derecho: es una herramienta de control social puesta al servicio de la manipulación y de la represión.
Si al ministro de Energía y Minas del castrismo no le da ‘la gana’ de admitir en su televisión estatal que no tuvieron dinero por aproximadamente cuatro meses para comprar un barco cargado de gas, anclado en el oriente del país, jamás se habría conocido masivamente ese absurdo tan revelador del colapso económico del régimen.
Y, ¿dónde estaba la ‘prensa’ mercenaria de la dictadura mientras eso ocurría…? ¿Por qué no indagó e informó al pueblo sobre tal hecho, siendo tan relevante…?
El periodismo en Cuba murió casi desde el mismo año 1959. Murió con la democracia y los derechos y garantías para los ciudadanos que un sistema democrático determina.
Por eso en décadas jamás hemos visto a los hermanos Castro, o a este mayordomo que el menor de los hermanos dictadores puso ahí para que le administre el país que el considera su granja, dando una conferencia de prensa en Cuba ante periodistas, ni siquiera cubanos.
El que más lejos llegó en su falacia de ‘hablarle a la prensa’, fue Fidel Castro, que daba alguna entrevista en su primeros años en el Poder a periodistas extranjeros, y solo cuando estos habían pasado antes por todos los filtros de su complacencia.
Generalmente, lo hacía con periodistas de izquierda, complacientes, cuyas preguntas eran un pretexto para los interminables monólogos a los que Castro era adicto.
La arrogancia que mostraba en esos casos, su egolatría, recordaba aquella máxima de que ‘no se puede conversar con dictadores, solo se les puede escuchar’.
Así pues, ese importantísimo derecho ciudadano a la información, que construye la idea de que el sujeto sea no solo receptor de información verás, oportuna, de diversas fuentes, sino además que se constituya en emisor de esa información, podrá ser garantizado solo cuando se restablezca la republica y el Poder deje de ser espacio de privilegio para convertirse en tribuna de servicio público.
Bajo ese paradigma, un periodista dejará de ser pañuelo de bolsillo del gobernante de turno.
Basta de tolerar injusticias. No más manipulación y mentiras. ¡No más dictadura en Cuba!