Enter your email address below and subscribe to our newsletter

LA II GUERRA MUNDIAL Y EL CULTO DEL CARGO

Comparte esta noticia

Durante la Segunda Guerra Mundial, algo extraordinario ocurrió en algunas remotas islas del Pacífico. Para sus habitantes, pueblos que nunca habían visto una fábrica, un camión o una radio, la llegada repentina de soldados extranjeros —y con ellos, montañas de provisiones— fue un milagro.

Aviones descendían del cielo y barcos tocaban tierra cargados de ropas, medicinas, herramientas, cigarrillos, comida enlatada… objetos que parecían surgidos por arte de magia. Para quienes nunca habían tenido contacto con el mundo moderno, aquello no era tecnología: era divinidad.

Los nativos ayudaban a descargar la carga. Veían cómo los hombres blancos abrían cajas, hablaban por radios, izaban banderas, marchaban en fila… y luego llegaba el «cargo». Muchos comenzaron a creer que esos rituales eran la clave para invocar a los dioses del cielo y recuperar los dones que, en su visión, les habían sido arrebatados.

Nace el Culto del Cargo

Cuando terminó la guerra y los soldados se marcharon, también desaparecieron los suministros. Entonces, nació el Culto del Cargo.

En varias islas, los aldeanos comenzaron a imitar todo lo que habían visto: construían pistas de aterrizaje falsas, fabricaban radios con madera y cocos, vestían uniformes improvisados y realizaban marchas ceremoniales con palos como si fueran fusiles. Algunos izaban la bandera estadounidense cada mañana. Todo con la esperanza de que, al repetir los rituales de los dioses extranjeros, los aviones sagrados regresaran con su milagrosa carga.

Hoy, estos cultos todavía existen en algunas regiones, como ecos de una época en que el mundo moderno se estrelló contra el mundo ancestral… y dejó atrás un mito.

No es locura. Es la forma más humana de dar sentido a lo incomprensible. (Tomado de la Página en Facebook Datos Históricos)

Deja un comentario