Enter your email address below and subscribe to our newsletter

LA HUMILDAD Y LA HONESTIDAD HEREDADA DE LOS CASTRO

Comparte esta noticia

Por Joel Fonte ()

La Habana.- El señor presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel no es, contrario al cargo que Castro le inventó en la ficticia, flácida y renqueante ‘constitución’ del 2019, un presidente.
Ni siquiera es un gobernante, porque el poder real en Cuba sigue siéndolo el nonagenario Raúl Castro y la cúpula militar que le rodea.

Díaz-Canel no es más que el administrador de ese poder castrista.

Ahora bien, de lo que no puede disentirse, es del desenfado, de la prisa con que este señor ha gozado las migajas que su amo le ha arrojado.

Canel no solo ha subido unos kilos de peso -priorizando su abdomen y su cuello- sino que ha descubierto el capitalismo benefactor del ‘vivir a lo grande’: autos, mansiones confortables, ropas, joyas, viajes, vínculos…

Todo eso, y mucho más, no solo para el, sino para su entorno.

Díaz-Canel llama 'fracasados' a emigrados cubanos que critican al régimen |  DIARIO DE CUBAMientras pregona el discurso de turno, exhortando al sacrificio, a la resistencia creativa y a la epopeya del trabajo y la gloria de reventarse en la miseria, él hace lo que creció viendo hacer a sus patrones: vivir a lo grande.

A solo unas horas de su inflamado discurso último, de su ‘voy a mí’, asomando una arrogancia que es prestada, se subió ya a otro avión, y a pasear.

Sí; pasear. En política, o se trabaja y se cumplen con éxito tareas de Estado, o se saca a pasear a la novia con el dinero que se roba del sudor del pueblo.

Basta de manipulación y mentiras. ¡No más dictadura en Cuba!

Deja un comentario