
Newsletter Subscribe
Enter your email address below and subscribe to our newsletter
Por Oscar Durán
La Habana.- El fidelista de la foto, no sé quién es. Me acaba de salir en Facebook porque una amiga lo compartió muy indignada. “Miren, señores, un cederista celebrando el cumpleaños de la Piedra”, escribió. Su publicación ya tiene más de dos mil comentarios, todos burlándose del muchacho de pullover verde con la firma de Fidel en el pecho.
Es un circo de país por donde quiera que lo mires. No vayamos tan lejos. El pasado 12 de agosto, la temperatura en La Habana a 37 grados y Miguel Díaz-Canel recibiendo a la delegación olímpica con un Blazer. Caballero, que nadie fue capaz de pararlo y decirle: “oye, tú no vas a recitarle a Mijaín López el poema Credo, de Aquiles Nazoa. Ponte un pullover, anda. Está bueno ya de papelazos.”
Es por eso que las ciberclarias andan sin frenos en las redes. No tienen un guía serio para encaminarlas. A ver, díganme si un racimo de plátano y la bandera de los CDR es un digno homenaje al cumpleaños de Fidel Castro.
Eso nos pega a nosotros, a los contrarrevolucionarios, ¿pero a ustedes? ¿Cómo van a coger el 13 de agosto para tirar a mierda la fecha más importante de un revolucionario? Si Fidel resucita les mete cadena perpetua por traidores y cheos.
Uno ve estas cosas y le da la sensación de que la dictadura se cayó, aunque nosotros la seguimos sosteniendo como las columnas del Saratoga. Las fotos no mienten. Ahí están los “revolucionarios” recordando a su Comandante”.
Pura semiótica. Un racimo de plátanos, calabaza, yuca, malanga y varias mujeres sosteniendo la bandera de la organización del cornudo de Gerardo. Pan y circo en pleno 2024.
El país lleno de Oropouche, sin medicamentos; el cartón de huevo en Holguín a seis mil pesos, sin embargo, debemos subir fotos para que el mundo vea cómo el cubano recuerda a su Kim Yong- un.
No sé a ustedes, pero a mí me queda claro: ni Donald Trump, ni Marco Rubio; ni los millones de cubanos exiliados, ni la caída de Maduro, ni una intervención norteamericana desde la base naval de Guantánamo, nada de eso hará caer al castrismo. El régimen se destruyó hace rato y nosotros no nos hemos enterado.
Aún así, Raúl Castro y su tropa se la han ingeniado para, después de muertos, estar vivos. ¿Cuál es el secreto? Comprar a sus porristas ideológicos con plátano, calabaza, yuca, malanga y un grito de viva Fidel Castro “desde lo más profundo de sus corazones”, cursilería mediante.