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Por Edi Libedinsky ()
La historia de Betty Broderick es un relato oscuro y fascinante que se convirtió en un símbolo de los divorcios amargos y el lado destructivo de la traición conyugal. Es la historia de cómo una mujer de la alta sociedad, que ayudó a construir un imperio, se sintió traicionada y abandonada, y cómo su furia la llevó a cometer un doble asesinato.
Betty Bisceglia conoció a Dan Broderick en la década de 1960. Juntos, parecían la pareja perfecta de la élite de San Diego. Betty trabajó y crió a sus cuatro hijos mientras Dan estudiaba. Ella fue fundamental en su ascenso, apoyándolo mientras obtenía títulos en la Escuela de Medicina de la Universidad de Cornell y en la Facultad de Derecho de Harvard.
Dan se convirtió en un abogado de negligencia médica de gran éxito, lo que les proporcionó una vida de inmensa riqueza y estatus social.
Sin embargo, el sueño comenzó a desmoronarse en 1982. Dan contrató a Linda Kolkena, una joven exazafata, como su asistente legal. Betty sospechó inmediatamente de una aventura. A pesar de las negaciones iniciales de Dan, la relación extramatrimonial se hizo evidente.
La confrontación por la infidelidad llevó a un divorcio brutal que duró cuatro años (de 1985 a 1989) y se convirtió en uno de los más notorios y contenciosos de la historia de San Diego.
Betty, que sentía que su sacrificio y su contribución al éxito de Dan habían sido desestimados, se sumió en una espiral de rabia, desesperación y comportamiento destructivo.
Dan, usando su conocimiento legal, obtuvo la custodia de los niños y luchó contra sus reclamos financieros. Betty se sentía traicionada no solo por su esposo, sino por todo el sistema legal que él dominaba.
Durante este período, Betty cometió numerosos actos de vandalismo en la propiedad de Dan, dejó mensajes obscenos y amenazantes en su contestador automático, e incluso estrelló su automóvil contra la puerta principal de la casa que compartía con Linda.
Dan respondió obteniendo órdenes de restricción y, en ocasiones, haciendo que Betty fuera encarcelada brevemente.
En abril de 1989, Dan y Linda se casaron, un evento que intensificó la obsesión y la furia de Betty.
En la mañana del 5 de noviembre de 1989, Betty condujo hasta la casa de su exmarido en el exclusivo barrio de Hillcrest. Usando una llave que había robado o conservado, entró a la casa y subió al dormitorio. Mientras Dan y Linda dormían, Betty vació un revólver calibre 38 contra ellos. Dan y Linda murieron instantáneamente. Betty se entregó a las autoridades poco después, confesando que había disparado.
El caso de Betty Broderick se convirtió en una sensación mediática nacional. Su defensa argumentó que ella había sido víctima de años de abuso psicológico por parte de Dan y que el estado emocional que la llevó a matar era el resultado de una locura temporal.
La defensa intentó invocar el «Síndrome de la Mujer Maltratada Psicológicamente». La fiscalía, por su parte, argumentó que se trataba de un asesinato premeditado motivado por la venganza.
El primer juicio resultó en un jurado dividido. El segundo juicio también terminó con un jurado en desacuerdo. Fue solo en el tercer juicio, en 1991, que Betty fue declarada culpable de dos cargos de asesinato en segundo grado. Fue sentenciada a 32 años de prisión a cadena perpetua y sigue encarcelada en California.
La historia de Betty Broderick se ha convertido en una advertencia cultural sobre el costo devastador de los divorcios extremadamente hostiles y cómo la sensación de injusticia y traición puede llevar a una persona a la autodestrucción y el crimen.