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Por Joel Fonte ()
La Habana.- En Cuba hay una dictadura cruel, genocida, que desprecia la vida humana… ¿Por qué puede afirmarse esto?
En pocos meses se cumplirán cuatro años de las más grandes protestas populares que Cuba ha conocido. Esto ocurrió luego de que el castrismo asfixió el modelo republicano con su irrupción violenta y toma del poder en 1959.
Ni siquiera el 5 de agosto de 1994, el Maleconazo, se asemeja al 11 de julio del 2021. Esa explosión social no fue solo contra el hambre y todos los males que sufría Cuba, cada vez más agudizados hasta hoy. Fue también contra el régimen responsable de ellos, su artífice.
El sujeto al que Raúl Castro le inventó un título de presidente y colocó en él para engañar al mundo con un falso mensaje de cambios políticos en el país. Al final de la tarde de ese domingo, asustadizo y sudoroso, llegó ante las cámaras de la televisión castrista para afirmar, entre otras mentiras, que en Cuba había democracia y no dictadura.
‘(…) ¿Qué clase de dictadura es esa que se preocupa porque todos tengan un poco (…)?’, afirmó. Pero, ¿por qué mentía? PorquE sí hay dictadura en Cuba.
Lo primero es que conceptualmente la dictadura excluye la democracia. Por cuanto esta supone rasgos que no están presentes en la primera forma de Estado, la dictadura está sujeta al control unipersonal, como lo es el castrismo.
La democracia, en principio, es una forma de gobierno en la que la soberanía reside en el pueblo. Este la ejerce a través de representantes a los que elige directamente. La democracia se rige por principios que Cuba vio partir con la República. Uno de ellos es la división de los poderes públicos del Estado como forma de contrapesos para evitar los excesos del Poder.
También el multipartidismo o pluralidad política. Además, la realización de elecciones sistemáticas y libres para elegir a los representantes de ese Poder. Su alternancia en el ejercicio del mismo, el respeto a la propiedad privada, a las libertades individuales, a la diversidad ideológica, política, cultural, económica, religiosa; la igualdad ante la Ley…
En el propósito permanente de ser breve, me referiré a este último rasgo de la democracia. En Cuba no es más que un triste recuerdo de unos pocos miles de ancianos que vivieron aquella república.
La igualdad ante la Ley supone, fundamentalmente, que el Estado trate a sus ciudadanos sin privilegios ni discriminaciones. Es importante tratarlos en igualdad de condiciones ante las normas de derecho que imperan.
Pero no basta con que esa formulación jurídica esté escrita. En el artículo 46 de la constitución castrista vigente, por ejemplo, esta consignada. Debe ser taxativa y real. Ello exige que los ciudadanos, en primer lugar, lo sean. Que sean sujetos de derecho en condiciones de hacer valer sus demandas y sus reclamos.
La igualdad ante la ley supone entonces, en consecuencia, la existencia de un Estado de Derecho. Este Estado debe tener un contexto de vida política en que esos poderes públicos independientes actúen dentro de los límites fijados por la Ley. Deben actuar de conformidad con aquellos valores de la democracia que antes cité. Además, tienen que respetar los derechos fundamentales de los gobernados bajo la coerción de órganos jurisdiccionales independientes e imparciales.
Así pues, en un estado de Derecho, todos están sometidos al imperio de la Ley. Esta es compatible con los derechos de la colectividad humana.
Entonces, ¿algo de esto pasa en Cuba? La Cuba cuyos destinos los determina un único Partido. Más que ser una estructura política, es una verdadera organización criminal controlada por un grupo de bandidos. En cuya cúpula está el apellido Castro…
No. En Cuba no hay ni habrá democracia; aquí no seremos ciudadanos, sujetos de derecho, mientras no nos arranquemos el yugo del castrismo…
Basta de manipulación y mentiras. No más temor. No más dictadura en Cuba.