
Newsletter Subscribe
Enter your email address below and subscribe to our newsletter
Por Patxi Morales ()
Santa Clara.- Hace dos noches un grupo de ciudadanos de Encrucijada salió a la calle a protestar. Agobiados por los apagones, las necesidades de todo tipo y la cada vez más acelerada inflación, además de las mentiras gubernamentales, tomaron unos calderos y protestaron. Lo mismo hicieron en Manicaragua y Manacas, otros sitios de la provincia.
No rompieron nada, no incendiaron local gubernamental alguno. Y solo se negaron a escuchar a los representantes del castrismo, que fueron hasta allí, a pesar de que no estaban muy convencidos de hacerlo.
Un día después comenzó la cacería de brujas, como es habitual en Cuba. A casa de uno de los muchachos mandaron a los boinas negras para llevárselo, y ya están preparando expedientes para enjuiciar a otros, a pesar de que la protesta está reconocida en la constitución.
Después de ver lo sucedido, me gustaría compartirles unas líneas del intelectual cubano Hermes Entenza, quien vive en Alemania y saca sus conclusiones sobre lo sucedido. Vale la pena leerlo:
«Múltiples conclusiones arroja el vídeo (de lo ocurrido en Encrucijada):
-El pueblo quiere manifestar su inconformidad con el gobierno y lo hace a sabiendas de la represión posible de que será objeto.
-El pueblo sabe que la única solución a sus males vendrá con un cambio y necesitan ejercer los derechos refrendados en la Constitución que son letra muerta.
-El pueblo ya no cree en los líderes porque sabe que no fueron escogidos por ellos y por eso, no los respetan y son objeto de burla. Tampoco cree en palabras vacías, teques y politiquería que no ha dado resultado y que está cada vez más en crisis porque ya no le funciona el poder.
-El pueblo se sabe cada más fuerte y ellos, el gobierno y sus estructuras, débiles. Solo cabría organizarse, lo cual es lo más difícil y se sabe po qué.
-El pueblo perdió el miedo. No tiene ya nada más que perder. Solo cabría no hacerle el juego al sistema, al poder, de día tampoco. Patentar la inconformidad no solo con cacerolazos, sino con un No rotundo a todo lo que sea ‘hacerles el juego’. No puede haber nada que frene la inconformidad y el derecho a ejercer su derecho del pueblo.
-El pueblo aprendió a no filmar las evidencias con los rostros de sus mismos protagonistas. Sabe que luego, aunque no hayan perpetrado delitos o hayan hecho vandalismo, caerá sobre ellos el peso del totalitarismo y la cárcel será inevitable.
Puede y hay más. Estás me parecen las más importantes».