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HUMBERTO LÓPEZ, CARÁ…

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Por Jorge Sotero ()
La Habana.- Los dirigentes y sus familias son los personajes más odiados de Cuba. Luego de los Castro -todos los Castro, desde Raúl hasta Sandro, pasando por el fallecido tirano-, los Díaz-Canel, los Marrero y algunas otras herencias, entre las que no se pueden olvidar a los herederos del Che Guevara y Ramiro Valdés, los más despreciables son los voceros de régimen.
El cubano común desprecia a Humberto López y a Michel Torres Corona, sobre todo. En ese grupo se puede incluir a Randy Alonso y a Arleen Rodríguez, pero no tanto como a los dos primeros, por quienes la población siente repulsión, porque cada vez que aparecen en escena es para soltar una tonelada de mentiras, de manipulaciones escritas por sus jefes, los dela Seguridad del Estado.
Por más que ambos se esfuercen en ponerle todo el histrionismo posible a sus apariciones en esos espacios habituales, en horarios estelares, todos nos damos cuenta de que manipulan como si el que estuviera del otro lado de la pantalla no tuviera otra vía de información que no fuera la de ellos.
Lo de Humberto López este lunes -y acá les dejo el vídeo-, con la intención de aclarar lo sucedido el domingo en Santiago de Cuba, Bayamo, Santa Marta y algunos lugares más, es el más burdo ejercicio de cinismo que oídos humanos puedan escuchar. Y solo un tipo sin escrúpulo alguno, como el personaje de marras, se prestaría para esto.
Humberto López mintió desde el primer segundo hasta el último. No dijo una verdad. Lo manipuló todo burdamente. Se refirió a los que participaron en las protestas, quienes pidieron comida y corriente y también gritaron «Patria y Vida» y «Libertad», como unos inconformes. Menuda forma de llamarle a los participantes en una manifestación.

Y dijo que sus inconformidades fueron atendidas de inmediato, tal vez porque él cree -o los que le escriben los guiones- que, con tres libras de arroz, cuatro de azúcar y corriente durante las noches se va a aplacar el clamor del pueblo, la necesidad de sentirse libre, de poder elegir su camino.
También dijo que desde el exterior comenzaron a correr las manipulaciones, como aquella de que el gobierno había movilizado a sus tropas de élite, los llamados Boinas Negras, para reprimir, como si eso no hubiera sido, o no fuera, verdad. Porque todos vemos las calles militarizadas, las referidas fuerzas paseando de un lado a otro de las ciudades y pueblos, en algunos lugares con perros amaestrados, para intentar meter más miedo.
Mencionó una sarta de personajes que, desde el exterior, se pronunciaron sobre las manifestaciones, y recurrió al mismo tema del bloqueo como la causa de todos los problemas de Cuba. Apeló a un texto de principios de la década del sesenta para intentar demostrar que desde Washington han querido siempre ahogar al proceso del cual es sucio y ruin vocero.
Pero a él las mentiras se le caen de las manos, porque ningún bloqueo acabó con los hospitales, con las escuelas y los textos para estudiar, con los centrales azucareros, con las empresas pecuarias, los porcinos o las granjas avícolas. En Cuba no hay carne, ni huevos, pero tampoco agua, ni electricidad, y en eso no tiene nada que ver el bloqueo.
La gente se muere de hambre. El país está al borde de una hambruna más típica de algunas regiones de África que del Caribe, y por no haber, no hay ni harina para producir pan, sobre todo porque no tienen dinero para pagar y al castrismo nadie le quiere dar créditos, porque saben que no honran sus compromisos. Tampoco nadie quiere invertir en la isla, porque la Constitución cubana no ofrece garantías de ningún tipo.
Lo de Humberto López, cuyo vídeo dejaré por acá, es una prueba más de la desfachatez del gobierno y sus voceros, de la facilidad con que mienten, de lo poco que consideran al pueblo, porque saben que ese mensaje que mandaron a través del pedante conductor solo se lo creerán aquellos que nunca han visto nada en internet, quienes no estén al tanto de las redes sociales o quienes tengan aún orejeras puestas para ver la realidad.
Eso sí, siempre habrá algunos que disimulen creerlo: los que trabajan en el turismo y viven de lo que roban en los hoteles, los militares que tienen prebendas y salarios enormes, los bendecidos cercanos a la cúpula, los dirigentes a cualquier nivel, los trabajadores del Minrex por sus viajes, los dueños de las mipymes poderosas, que le hacen el juego a la dictadura para robar.
No hay un cubano honesto, digno e instruido que crea las mentiras de Humberto López, quien se esmera para tratar de ser creíble, aunque él sabe que el día de la estampida, no se lo llevarán en el avión. Y entonces tendrá que poner la cara a un tribunal y aguantar que le echen los años que diga la ley.
Si por mi fuera, le pondría una corbata, para que pague por todos sus crímenes, porque manipular, mentir y disfrutar del dolor de un pueblo, es un crimen también.

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