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Por Jorge Menéndez ()
Cabrils.- Resulta difícil pronosticar si habrá o no conversaciones de paz en Estambul, el próximo jueves, y mucho más sus resultados. La realidad es que Putin convocó a Ucrania a las conversaciones sin condicionamientos de ningún tipo, pero Zelenski quiere una tregua de 30 días.
Está treta de los 30 días ya Ucrania la utilizó en el pasado, para rearmarse, hacer trincheras y armar zonas fortificadas. También para realizar movimientos de tropas. Por esta causa, Rusia prefiere ir punto por punto, pero sin condicionantes de ningún tipo.
Zelenski y Europa viven del pasado. El primero se la pasa diciendo que sin 30 días de tregua ni irá a Estambul. Y el segundo, amenaza a Rusia con imponer otro paquete más de sanciones. Que sería el 17, si no aprueba el alto al fuego.
Tanto los gobernantes europeos que respaldan a Zelenski, como este, viven en un mundo paralelo, y creen que esta es la manera de presión a Rusia, que, a su vez, no entiende de ultimátums.
Rusia es la que tiene las cartas en su mano, pero veremos las cartas que intentará jugar Zelenski, porque en eso de ser bocón y querer condicionarlo todo, que lo busquen.
No veo claridad en unas conversaciones con Zelenski. Ya una vez, hace tres años, en ese mismo sitio, todo estaba acordado para firmar la paz… pero todos conocemos de sobra en qué finalizó aquello: Zelenski, presionado por el ex primer ministro británico Boris Johnson, le dio marcha atrás a lo pactado y siguió la guerra con su secuela de muertes.
Esta vez, los rusos van con desconfianza a negociar con un gobierno que consideran ilegítimo, que aduce la guerra como elemento para mantenerse en el poder, cuando su mandato caducó hace más de un año.
La Unión Europea sigue tirando su crédito por la ventana, alineándose con un individuo sin valores, sin palabras, y chantajeando a Rusia con otro paquete de sanciones, ya el decimoséptimo.
A mí, en lo particular, se me antoja difícil que haya un acuerdo. Primero, porque Zelenski no está seguro de que quiera la paz. Y Europa tampoco. Aunque, claro, el tiempo corre y se les acaba.