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Por René Fidel González ()

Santiago de Cuba.- No se trata del Pueblo que desfila, se trata del Pueblo que no puede manifestarse.

Reconocer y garantizar derechos políticos constitucionales no trata nunca de ofrecerlos y asegurar su ejercicio a unos, y de privar e impedir su ejercicio a otros. Un privilegio no es, ni podrá ser nunca, un derecho.

Hacer esto es anular el derecho de igualdad política, y excluir del ejercicio de los derechos políticos a una parte de los ciudadanos.

Se puede hacer durante un tiempo, se puede incluso encubrir durante mucho tiempo, pero no se puede justificar éticamente -ni jurídicamente- como lo que es, en su propósito esencial: exclusión política.

En los territorios del futuro lo superior a la exclusión política de hoy será el auténtico respeto y garantía para todos del derecho de igualdad política.

Pero lo único realmente superior a esa orfandad e incapacidad ética del presente, será nuestra memoria y las lúcidas e irrebatibles razones de nuestro nunca más

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