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Estuve en el pasado, pero volví enseguida

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Por Irán Capote

Pinar del Río.- Tuve que haber confundido otra vez el frasco de las pastillas. Porque de otra forma no tiene explicación lo que acabo de formar en mi casa.

No sé qué me llevó a levantarme de la cama, ponerme un short y un par de chancletas, sacar 100 pesos cubanos de la billetera, echarme colonia Bonabel y decirle a mi hermano: “Guarda la comida en el refrigerador que vamos a ir a comer algo al Ditú.”

Mi hermano me miró sonriendo, creyendo que yo lo decía en broma, pero mi actitud estaba tan clara que sin pensarlo mucho entró a su cuarto y se puso los tenis, quizás pensó que me refería a algún sitio de existencia real.

Salió del cuarto, cogió las llaves y ya a punto de abrir la puerta de salida, me preguntó si yo tenía dinero. Saqué mi billete de cien pesos cubanos y le dije: “Claro, mijo, mira. Dale, yo te invito. Compramos croquetas del ditú y luego nos tiramos una pizza en EL Rápido, con dos TuKolas de diez pesos. Cogemos airecito acondicionado allí y luego venimos para la casa y dormimos la noche entera con al aire también. Hay mucho calor…”

De vuelta a la realidad

Y dicho esto, ya mi hermano cambió el semblante. Me miraba extrañado, como esperando a que me riera de lo que él creía era un chiste.

Pero yo seguía realmente disociado… Y aún no sé qué fue lo que me pasó, aún no entiendo qué yo del pasado quiso vivir en el presente.

Por suerte ya en la puerta me di en la cabeza con el marco. Y reaccioné. Miré los cien pesos, miré a mi hermano que se había quedado atrás en el pasillo. Y le pregunté: “¿Qué hago yo con esta mierda en la mano?”

Y él respondió: “Ibas a comprar pizzas en El Rápido y croquetas en el Ditú…”

Y ahora era yo quien no le creía a él.

Fue un momento extraño.

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