Enter your email address below and subscribe to our newsletter

Comparte esta noticia

Por Arnoldo Fernández ()

Contramaestre.- Doce horas sin corriente. ¡Doce horas! Al principio creíamos era el apagón programado, con mucha ingenuidad lo pensamos todos, pero luego nos dimos cuenta que el resto de las casas tenía corriente.

Entonces supimos que se había caído el caballito de calle 9, reparto Rodolfo Rodríguez, no importó las veces que llamamos a 1 8888. No importó nada, una voz casi mecánica dijo siempre que ya había sido reportado.

Las pocas cosas del congelador están al borde de podrirse. El desespero cunde en los hogares de mi cuadra, otra vez llamamos al 1 8888 y la misma voz desde anoche dice que ya fue reportado.

País burocracia. Burocracia país. Burocracia que mata. Y burocracia insensible. Niños lloran. Madres desesperadas gritan de cólera. País burocracia. Burocracia país.

Es una conguita, arrolla cada vez que marcamos el 18888. A la voz no le importa un carajo mi cuadra, mucho menos los niños que lloran, ni la madre desesperada, ni los ancianos postrados.

País burocracia. Burocracia país. Molesta llamar al 1 8888, molesta infinitamente. Allí siempre responde la misma voz: «ya está reportado.»

Doce horas y llegó el apagón planificado, así que serán 18, tal vez 20, quizás 24. A la voz no le importa el desespero. Nunca le ha importado.

Los que solucionan el problema deben esperar la orden, pero si la orden no baja de arriba, no pueden hacer nada. País burocracia. Burocracia país.

La UNE es feliz con el sistema creado, todo baja de arriba, todo. No importa a la UNE la mujer que grita, el niño que llora, el abuelo postrado.

Así las cosas tierra adentro, y un hecho tan sencillo como poner un caballito se convierte en un apagón de más de 12 horas.¡Está de moda la insensibilidad! País burocracia. Burocracia país.

Deja un comentario