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Por Jorge Menéndez ()
Cabrils.- Este lunes, el presidente ucraniano Vladímir Zelenski se reunirá con Donald Trump en un encuentro que, lejos de representar una cumbre de alto nivel, parece más bien el episodio piloto de una telenovela geopolítica.
Lo que debería ser una conversación seria sobre el futuro de Ucrania se ha convertido en un desfile de líderes europeos que, en lugar de reforzar la soberanía ucraniana, parecen acudir como figurantes en una obra cuyo guion no escriben ellos.
Zelenski, quien debería encarnar el papel de estadista firme y autónomo, ha convocado —o será acompañado, según versiones— por una comitiva que incluye a Ursula von der Leyen, Mark Rutte, Keir Starmer, Emmanuel Macron, Friedrich Merz, Alexander Stubb y Giorgia Meloni. Cada uno con su historial de declaraciones ambiguas, promesas incumplidas o gestos simbólicos hacia Ucrania.
¿Su papel en esta reunión? Moderadores, dicen. ¿Moderadores de qué? ¿De una conversación entre dos potencias que ya han avanzado acuerdos bilaterales sin contar con Europa?
La imagen que proyecta este viaje es devastadora. En lugar de reforzar la autoridad de Zelenski, la diluye. En lugar de mostrar una Europa firme y cohesionada, exhibe una dependencia crónica de Estados Unidos. Y en lugar de avanzar hacia una paz negociada, parece que se busca simplemente agradar al interlocutor más poderoso.
Mientras tanto, se ha conocido que Washington y Moscú han logrado avances significativos en materia de garantías de seguridad para Ucrania. ¿Y Europa? ¿Qué ha conseguido en tres años y medio de conflicto? Poco más que declaraciones, envíos de armamento y una creciente pérdida de relevancia diplomática.
Este episodio no solo pone en evidencia la fragilidad de la soberanía ucraniana, sino también la crisis de liderazgo en Europa. Si el objetivo era mostrar unidad, lo que se ha logrado es una coreografía de subordinación.
Y si el propósito era avanzar hacia la paz, el resultado parece más bien una ceremonia de entrega anticipada del Premio Nobel a quien mejor sepa manejar los hilos del espectáculo.