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Por Esteban Fernandez-Roig Jr. ()
Miami.- Muchos en Cuba y en el exilio siguen creyendo que el «presidente» de la tiranía es Miguel Mario Díaz-Canel, aunque este simplemente es un señuelo desechable que nos ha puesto el régimen.
La única manera de mantener el castrismo vivo en Cuba es a través de Alejandro Castro Espín. Lo repito una y mil veces: el dictador de Cuba es Alejandro Castro. Lo vengo diciendo, antes que nadie, hace más de 12 años. No hay otro Castro a mano.
Para empezar, el tipo —de por sí—, sin que nadie se lo pidiera ni se lo inculcara, es un esbirro.
Entre tanto, todos los hijos de Fidel Castro son unos chulampines, y las hijas de Raúl son unas gatas igualadas; este es hasta peor que su padre y tío.
Toda la plana mayor del castrismo está consciente de que Alejandro dejará chiquito hasta al mismísimo Ramiro Valdés.

Y encima de eso, le temen porque ha estado al frente de un aparato encaminado a “barrer con la corrupción” —menos la de los Castro, desde luego— y donde quiera que llegó, junto a su compinche Senénsito Casas —el hijo del general Casas Regueiro—, hasta el más encumbrado ministro sabe que “van a rodar cabezas”. Y tiemblan, cosa que no hacen ni con Raúl…
Es decir, que mientras Antonio Castro anda de bacanal en bacanal, y Alex Castro está de fotógrafo aficionado, ¿saben dónde está metido Alejandro? Desde hace mucho rato está en el Ministerio del Interior, donde ya tiene el grado máximo de general.
Vaya, este tipejo tiene una mala leche y un rencor que le traquetea.
Y como colofón, mientras ninguno de los miembros de su familia ha disparado un tiro al aire en más de 60 años, él, en contra de la voluntad de su padre, se fue a Angola y perdió un ojo en un accidente. Así es que los militarotes lo aceptarán de buena gana.
Por lo tanto, yo les sugiero a todos mis compatriotas anticastristas que se olviden de la bobería de gritar “Díaz Canel singao” (que obviamente lo es) y enfilen todos los cañones contra este hijo de Vilma.
Y si ustedes piensan que no hay nada peor que Fidel, Ramiro y Raúl, yo les garantizo, y les doy mi palabra, que este hombre volverá a ensangrentar a Cuba de San Antonio a Maisí.
Vamos a cerrar filas porque “el gallo tuerto” nació en el año 65 y puede imponer 40 años más de sufrimiento.
Mientras, les aseguro que Díaz-Canel será eliminado próximamente, cargando con toda la culpa del desastre actual, de los apagones y de la hambruna.