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EL SHOW DEBE CONTINUAR: DÍAZ-CANEL HARÁ OTRAS VISITAS

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Por Mkc Cerralvo ()
Santa Clara.- Con la última visita de Díaz-Canel a Santa Clara pasó parecido, solo que esta vez no había carne de cerdo…
Eso sí, recuerdo que hace varios años, 6, 7 u 8, no preciso bien, el actual presidente, que era el presidente en aquel momento, como los presidentes acá que suelen volverse eternos a pesar de su impopularidad y mal trabajo.
Esta es la historia de un Amigo que intentó comprar carne en una visita presidencial.
Resulta que, durante una visita del presidente a nuestra ciudad, esta comprendía en el Boulevard de Santa Clara, la inaugurada en aquel momento, “Casa del Chocolate”, frente el extinto cine Cubanacán…
El primo de mi amigo que trabajaba en un mercado “modelo” que existía en la esquina de Zayas e independencia, a media cuadra del lugar a visitar, llama a mi amigo tempranito en la mañana y le dice que corra y marque la cola, que van a sacar carne de puerco a precio de estado, que a los trabajadores no los dejaban comprar, y que era verdad, porque ya tenían las bandas del animal allí… todo eso en secreto que no se lo dijera a nadie.
Y no es que no lo sabía nadie, es que nadie se lo imaginaba, ni los mismos trabajadores del lugar a pesar que tocaban las partes del animal como si fuera un objeto extraño…
Mi amigo corrió, sorteó todas las barricadas por las calles de policías, militares, camiones de arena trancando el tránsito y demás, llego a la carnicería y logro hacer el cuatro en la cola…
Allí estuvo toda la mañana, en su cola esperando que abrieran el lugar y goloseando a través del cristal las bandas de cerdo que colgaban, él pensando que cantidad venderían por persona, porque seguro no dejarían que uno solo comprara la banda completa…
Y estaba dispuesto a compraba TODO lo que le dieran…
La cola al pasar el tiempo se iba haciendo grande, las personas se iban enterando, obvio que no habría cerdo para tanta gente, pero el cubano esperanzador, aunque resolviera una costilla era feliz, como si fuera descendiente de Eva
Al empezar la algarabía de la gente, el tumulto y coleros, enseguida llegaron agentes vestidos de civil y se llevaron a casi todas las personas y la cola a más de una cuadra de distancia, diciendo que en el lugar solo podía haber 10 personas, para aparentar tranquilidad y normalidad, pero mi amigo al ser el número cuatro se mantuvo en el lugar, a metro y medio de la puerta que aún no habría…
Pasado el mediodía, y ya con cuatro horas de cola sin saber cuándo iba a abrir, se siente un corre corre y una algarabía por el Boulevard, evidentemente venía la comitiva con el presidente…
Como por arte de magia se abre la puerta de la carnicería y el propio administrador, muy bien vestido, saluda a los coleros e invita a pasar los tres primeros, cerrando la puerta y quedando mi amigo en punta.
El presidente entró a la Casa del Chocolate, y por desgracia no estuvo mucho rato ahí, cuenta mi amigo que no paso de 10 minutos y se fue, llevándose a la comitiva y algo más.
Resulta que salieron uno detrás de otro los tres primeros compradores con un pedazo considerable del preciado animal, y cuando mi amigo se disponía a entrar el propio administrador le dijo que ya iban a cerrar, que la carne se había terminado…
Mi amigo montó en cólera, viendo aun colgando las bandas de cerdo, y se las señalaba al administrador.
Este le dijo que esas iban a otro lugar, que el presidente debía visitar y que otros ciudadanos de ese lugar también necesitaban del animalito…
Mi amigo miro dentro a su primo que, detrás del mostrador, con el cuchillo en la mano, un uniforme nuevo, incluso con gorro, se encogía de hombros y le hacia una mueca como diciéndole “No puedo hacer nada”
El aun asombrado se quedó para ver con sus propios ojos, como desmontaban las piezas de carne, las notaban en un trasporte y se perdían de vista… supuestamente tras el presidente.
Eso fue hace tiempo ya… Historia triste y real pero que volvió a ocurrir.
En la visita del otro día, uno de los lugares a visitar esta vez fue por mi casa. Lo supe porque muy temprano comenzó una aparatosa movilización.
La visita era en la Tabaquería que queda en la calle Maceo…
Había carros de todo tipo, militares, policías, civiles de la seguridad, ambulancias, guaguas con comisiones de embullo y aduladores, la prensa y toda la parafernalia que lleva su presencia.
Esta vez sí no había carne que vender, ni cebolla, ni ajo, ni siquiera plátano burro, pero como estuvo cerca de mi casa desde por la mañana me pusieron la corriente, y mientras duró la espera y la visita pude aprovechar el servicio eléctrico.
Evidentemente me enteré que todo había terminado, porque a los 15 minutos de marcharse me quitaron la corriente. Y supongo que como las bandas de cerdo se llevaron la corriente para el próximo lugar a ser visitado.
Enseguida me acorde de mi amigo y la carne de cerdo.
Ya me imagino que, en la próxima visita en un par de años, porque algo en mi interior me dice que en unos años el presidente va a ser el mismo, antes de llegar el presidente y su cada vez más grande «Comitiva» al lugar a visitar, vengan personas con bolsas de Oxígeno y las abran en el lugar y áreas cercanas, así los vecinos puedan respirar como si fuera un acto normal.
Pero, ¡ojo!, que aprovechen y respiren en ese momento todo lo que puedan, que llenen bien los pulmones, porque al irse nuevamente nuestro “máximo líder” no sé de qué manera, ni con que tecnología, pero aseguro que vuelven a recoger el oxígeno que quede en el aire… y ya sabemos qué destino tomará…
Lo mejor y que me tranquiliza es “la cantidad de cosas que se resuelven con sus visitas”.
Porque le ronca a los c… que se mueva tanta gente, se gaste tanto recurso, y se coma tanta m… por gusto.

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