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Por Mauricio Miranda ()

Cali.- Al ver los aplausos y las intervenciones de los diputados después del informe de la ya ex-ministra de Trabajo y Seguridad Social, Marta Elena Feitó, felicitándola, solo puedo ratificar lo que he dicho antes.

El problema no es la ministra, es todo el sistema. Un sistema esclerosado e ineficaz, monopolizado por una burocracia inútil e irresponsable que carece de coraje político y no representa al pueblo ni le sirve, y de ahí su incapacidad para liderar la transformación que la Nación necesita.

Insisto en que tenemos que seguir diciendo las cosas por su nombre. Y si el sistema no sirve, tenemos que ser capaces de cambiarlo. No nos queda otra alternativa si queremos evitar la implosión como sociedad y como Nación.

En Cuba no solo se están derrumbando los edificios, se derrumba el país, y se derrumba la Nación toda.

Son los valores

No es solo la economía, es también la sociedad, es la familia, son los valores. No podemos ser tan irresponsables como para aceptarlo con sumisión o resignación.

Basta con que se alcen las voces firmes de los cubanos donde quiera que estemos y que seamos capaces de decir en público lo que unos dicen con desespero y otros con frustración en sus casas para que no se pueda seguir disfrazando la realidad con mentiras y subterfugios.

Necesitamos ser verdaderos ciudadanos, no súbditos. Necesitamos empoderarnos de la soberanía que nos reconoce la Constitución para exigir que deje de ser letra muerta -como lo es hoy en todo lo relacionado con los derechos y las libertades- y realizar las transformaciones que permitan a los cubanos dejar de ser rehenes de una ideología que ha sido vaciada de contenido para convertirse en un instrumento de sometimiento.

Y necesitamos ser capaces de construir una verdadera República «con todos y para el bien de todos».

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