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EL PINGUITO PRIETO

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Por Irán Capote

Pinar del Río.- Como son tiempos difíciles y más en términos de comunicación, mi vecina y yo nos hemos inventado un lenguaje clasificado que ni Todus ni Elon Musk están preparados aún para decodificar.

Es tanta la paranoia que hasta para referirnos a la colada de café, hemos creado nuestra terminología:

“¿Te queda algo ahí?”, le pregunto con discreción por mensajes. Y ella me responde: “Me queda un pinguito.”

Ya lo hemos hecho tan habitual, que hoy, frente a una visita respetable , ante mi desespero matutino por no haber podido colar el café en la inducción por culpa del apagón, salí desesperado a su auxilio.

Entré, sin reparar en mis palabras y en la visita respetable de mi vecina y solté a bocajarro: “Estoy rabiando por un pingo prieto”.

Y ella, ya habituada a nuestro lenguaje secreto, continuó:

“Lo que queda ahí es el pinguito de Roberto, cógelo si quieres. O esperas y hacemos más para que te lo tragues calentico.”

Fue un momento raro. Y nos dimos cuenta al rato por la cara colorada de la honorable visita. A quien tuvimos que explicarle en medio de nuestras carcajadas y mientras en la cocina se hacía otra coladita del “pinguito prieto.”

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