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EL GLORIOSO ZURDO AMORÓS

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Por Esteban Fernández Roig
Miami.- Fue una de las páginas censuradas y arrancadas por un tirano de la historia gloriosa y de oro de mi país . Los cubanos le llamábamos Amorós, los americanos “Sandy”…
Hoy no es necesario haber sido habanista ni almendarista, ni haber vivido en esa época, ni inclusive gustarle el béisbol, para aplaudir desde aquí -desde suelo extranjero- hasta el cielo celestial al gran Edmundo “Sandy” Amorós Isais. ¡Wow, qué tremendo peloterazo!
Vistiendo las franelas del club Habana o del Almendares lo considerábamos un temible adversario beisbolero; al desaparecer nuestros gloriosos cuatro equipos lo recordamos como uno de los mejores “left fielder” que dio nuestra nación…
Me emocioné al conocerlo en persona presentado por Ángel Torres en el Estadio de los Dodgers -ya en un sillón de ruedas- y derramé unas lágrimas al fallecer en Miami el 27 de junio de 1992.
Este genial zurdo nacido el 30 de enero de 1930 en Pueblo Nuevo, Matanzas, jugó en las Grandes Ligas de Béisbol con los Dodgers de Brooklyn/ Los Ángeles, los Tigres de Detroit y los New York Cubans de las Negro leagues en 1950.
Bateó y lanzó con la mano izquierda, y medía como 5 pies y 7 pulgadas y 170 libras de peso. En 1960 no aceptó dirigir el Equipo Nacional de Cuba, fueron confiscadas todas sus propiedades y no le permitieron salir del país hasta 1967…
Puede ser una imagen de una personaQueridísimo en Cuba, aplaudido hasta por los fanáticos de los otros tres contendientes equipos, y respetado por los pitchers; se hizo famoso mundialmente tras su gloriosa atrapada en 1955 sobre batazo de Yogui Berra. Siendo considerada esta una de las más brillantes jugadas en las Grandes Ligas.
Los Dodgers ganaron el juego 2 por 0, camino a su primera victoriosa Serie Mundial.
Según nos cuenta Pedro Roig: “Los cubanos disfrutamos de ver ese juego y la atrapada de Amorós -el primero octubre de 1955- por ser nuestra Patria la pionera en trasmitir por televisión la Serie Mundial en vivo desde un avión DC-3 de Cubana de Aviación, que servía de antena receptora, recibiendo la señal desde Cayo Hueso y retransmitiéndola a La Habana. Anticipándose por varios años a los satélites de televisión”.
Por lo tanto, mis estimados compatriotas : “Qué viva la Cuba de Ayer y que viva Edmundo Amorós. ¡El inolvidable “Sandy”!

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