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Por Manuel Viera ()
La Habana.- Hace tres días amanecí con un dolor insoportable en una pantorrilla y mis gemelos parecian piedras. Reposo… siempre es hielo y reposo. Los que saben siempre te dicen lo mismo… ¡Como si fuera tan fácil!
Tampoco falta el que te dice «te estas poniendo viejo», y le respondes con una sonrisa por fuera y sin sonrisa por dentro.
La Cuba de hoy no es como la de antes. Yo tampoco soy como el de antes. Antes no me dolía nada, y ahora, a los 49, me lesiono en el gimnasio con mayor frecuencia incluso, por haber entrenado toda mi vida.
Me lesiono más si no entreno. Me lesiono más sin ir al gimnasio.
Antes podías quedarte en casa un día, dos días, a hacer reposo. Hoy, solo dar de comer a tu familia en el día, cuesta miles de pesos.
Y ahí voy desoyendo a quienes saben, con el gemelo hecho un jamón, cojeando y con un par de ibuprofenos en el estómago, intentando sacar el día, intentando que se coma en la casa.
Solo por eso vivimos los cubanos de la isla. Ese es el único propósito de salir a la calle cada mañana: no alcanza para otra cosa que para comer… ¡si alcanza!
Es esa la única visión de futuro que tenemos en este lugar. ¡Es triste!