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El Festival Varadero Gourmet, otro despropósito del castrismo

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Por Jorge Sotero ()

La Habana.-Según el Ministerio del Turismo, la XV edición del Festival Varadero Gourmet, programada para septiembre de 2025, promete ser un «espectáculo culinario de alto nivel» con chefs internacionales, maridajes de lujo y degustaciones de platillos exóticos.

Mientras tanto, en el mismo país, niños se acuestan sin cenar, ancianos sobreviven con raciones miserables y familias enteras dependen de la libreta de racionamiento, que apenas cubre un por ciento ínfimo de sus necesidades calórica.

¿Es justo? Claro que no, pero en la Cuba castrista, la prioridad nunca ha sido el pueblo, sino la fachada.

El gobierno insiste en que estos eventos «promueven el turismo», pero ¿qué clase de turismo se fomenta cuando el 97% de la población no tiene acceso adecuado a alimentos básicos?.

Mientras los chefs del festival preparan langostas y cocteles de autor, millones de cubanos hacen colas interminables por un huevo o un litro de leche que nunca llega. La ironía es grotesca: un Estado que no puede garantizar pan para su gente, sí logra importar caviar para los turistas.

En Cuba todo es una mentira

El contexto real es devastador: según encuestas independientes, el 72% de los cubanos ha tenido que saltarse comidas, el 40% no consume lácteos y un 25% se acuesta con hambre. La libreta de racionamiento, otrora símbolo de «equidad», hoy es un recordatorio de la miseria planificada: raciones cada vez más escasas y de pésima calidad.

Hasta los esclavos del siglo XIX comían mejor que los cubanos de hoy, según estudios históricos.

¿Por qué el régimen insiste en este circo gastronómico? Simple: para distraer. Mientras la prensa oficial celebra «la evolución de la cocina cubana», oculta que el 64% de la población culpa al gobierno por el desabastecimiento. Es el mismo juego de siempre: pan y circo para unos pocos, hambre y humillación para la mayoría. Eso sí, con el toque especial del castrismo: ni el pan ni la dignidad están incluidos.

El festival no es solo un insulto, sino un monumento a la hipocresía. En un país donde el gas y la electricidad son un lujo, y donde cocinar se ha vuelto un acto heroico, el gobierno gasta recursos en eventos que solo benefician a la élite turística y a sus cómplices 1214.

¿Pudor? Ninguno. Mientras el pueblo se desmaya de hambre en las calles, los burócratas brindan con vino importado.

Al final, el Varadero Gourmet no es más que otra farsa del castrismo: un escaparate de opulencia fingida, en un país que se cae a pedazos. Quizás, en lugar de festivales gourmet, deberían organizar uno sobre «cómo sobrevivir con un plato de arroz al mes». Eso sí sería un éxito… pero no vendería la mentira que tanto les gusta exportar.

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