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Por Jorge Menéndez ()
Cabrils.- Después de meses de discursos, promesas y reuniones sobre la famosa Coalición de Voluntarios —esa agrupación de países dispuestos a enviar tropas a Ucrania—, las conversaciones en Washington y Europa han concluido sin que sus dos principales líderes, Macron y Starmer, presentaran una sola propuesta concreta sobre garantías de seguridad para Ucrania.
¿Resultado? Silencio diplomático. Y una conclusión inevitable: el camino hacia la paz parece depender, una vez más, de Donald Trump.
Europa, ni siquiera en esto, ha sido capaz de articular una posición coherente.
Mientras tanto, Rusia observa con cautela. Aún no está claro si aceptará la presencia de soldados provenientes de países abiertamente alineados con Ucrania. Y aunque el presidente finlandés asegura que en una semana estarán listas las propuestas, cuesta creerlo: han tenido meses para prepararlas.
Por otro lado, Zelenski ha propuesto comprar 90.000 millones en armamento estadounidense… con dinero europeo. Si alguien dudaba del patriotismo económico de Trump, ahí tiene una respuesta.
Lo único que parece claro es la condición impuesta por Rusia: negociar sin alto el fuego. ¿La razón? Evitar que Ucrania se rearme y se reagrupe, como ha ocurrido en el pasado.
Europa sigue sin definir qué entiende por “garantías de seguridad”. Se intuye que habrá varias propuestas, y alguna tendrá que ser aceptable para Moscú. Pero el verdadero escollo está en el terreno: el Donbás, de mayoría rusa y cultura rusa, frente a Dnipropetrovsk, clave para el acceso a Crimea —territorio que ni siquiera está en discusión.
¿Está Rusia dispuesta a hacer concesiones territoriales? No lo parece. Pero si desea salir del marasmo, tendrá que ceder, le guste o no.
Europa habla de mantener un ejército ucraniano bien armado, con asesoramiento militar constante. Lo que no se explica es a quién se refiere, si el mayor problema de Ucrania hoy es la falta de voluntarios dispuestos a ir al frente.
En dos semanas se espera un encuentro crucial entre Putin, Zelenski y Trump. Si no llegan con propuestas sólidas y variantes de acuerdo bien elaboradas, seguirá muriendo gente. Y ninguna de esas víctimas será familiar de los que fueron a filmar el tráiler en Washington. Que conste.