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El circo europeo ha comenzado

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Por Jorge Menéndez ()

Cabrilos.- Washington se convierte hoy en el escenario de una tragicomedia internacional. Zelenski y su séquito aterrizan para representar una obra que lleva por título “La Unión Europea”: una puesta en escena lastimosa, sin identidad ni soberanía, donde los protagonistas repiten el mismo guion de súplica y victimismo allá por donde pasan.

Nunca imaginé ver a un jefe de Estado en una función tan degradante. Lo que proyecta Zelenski no es liderazgo, es una imagen de dependencia, de mendicidad diplomática. ¿Qué pensarán los ucranianos al ver a su presidente convertido en un actor secundario de la geopolítica, buscando aplausos y fondos en cada capital?

Trump, con su estilo directo, le ha ofrecido una salida: acabar con la guerra, como pudo haberlo hecho en Minsk o Estambul. Pero Zelenski responde que es Rusia quien debe terminarla. ¿Y quién pidió instalar cohetes en la frontera rusa? ¿Quién presionó para que la OTAN se acercara a Moscú? ¿Quién violó la paridad militar que durante décadas mantuvo el equilibrio europeo?

La internacionalización del conflicto no fue espontánea. Fue instigada. Se pidió cerrar el espacio aéreo, se exigió apoyo militar, se buscó arrastrar a Europa y a Estados Unidos a una confrontación directa. Todo esto nos habría llevado, sin duda, a una Tercera Guerra Mundial.

La paz o la capitulación

Zelenski no sabía dónde se metía. Ahora, atrapado en su propio relato, no quiere aceptar una solución que considera deshonrosa. Tal vez fue Europa quien lo empujó, con la esperanza de desgastar a Rusia. Eso nunca lo sabremos. Pero lo que sí sabemos es que la deshonra le caerá encima. Porque Putin, que habla menos, viaja menos y busca menos fama, ya ha comunicado las condiciones de la paz. Y si Zelenski no las acepta, más temprano que tarde tendrá que capitular.

Europa, por su parte, se desnuda como lo que es: un proyecto fallido, donde políticos mediocres se enriquecen mientras el continente pierde peso, voz y rumbo. Hoy veremos a Trump devorando a Zelenski en una sala, a Ursula von der Leyen “negociando” como negoció los aranceles del 15 %, a Macron diciendo “fana” como siempre, y a Starmer en silencio, priorizando sus relaciones con Trump por encima de cualquier solidaridad con Ucrania.

¿Y Rutte? El defensor ferviente de la entrada de Ucrania en la OTAN… hasta que se retractó. Otro actor más en este teatro de inconsistencias.

Esto se parece a Troya, con Aquiles herido de muerte en el talón. Trump ya avizora el Nobel de la Paz, y no va a permitir que ninguno de estos peleles se lo arrebate. Menos aún Zelenski, a quien tiene domado.

¿Y Biden? ¿Qué pensará el viejo presidente al ver cómo los líderes europeos se alinean, uno a uno, para rendir pleitesía al nuevo emperador de Occidente?

¿Cuántos vendrán a limpiarle las botas a Trump cuando le entreguen el Nobel? Veremos.

¿Y q viene después? La reconstrucción de Ucrania, Occidente a llenarse los bolsillos nuevamente en nombre de la solidaridad.

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