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EL CASTRISMO ES UN ALIADO DE LAS MÁS OSCURAS DICTADURAS GLOBALES

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Por Joel Fonte

La Habana.- Cuando Centroamérica era foco de escuadrones de la muerte, crimen organizado, dictaduras militares…el gobierno de Somoza encarnaba todo eso.

Décadas después, se ha instalado en Nicaragua. Es la segunda vez, pero en esta oportunidad con una violencia sin precedentes. El régimen de Daniel Ortega y su esposa desempeñan una co-presidencia.

No es imaginable esa sed de poder, esa orgía de represión que el sandinismo ha desatado allí, sin el ejemplo y el apoyo permanente que por décadas han recibido los sandinistas de los hermanos Castro. El castrismo apoyó a Ortega para llegar al Poder, y de muchos modos lo ha sostenido.

El castrismo tiene alianzas reconocidas en todo el mundo, asimismo, con la dictadura de Maduro, que es continuidad del chavismo.

Esta es un dictadura que cada vez se radicaliza más, y que en la geopolítica mundial representa un verdadero peligro para la paz global.

Como pasó con Ortega, el chavismo jamás habría girado tan radicalmente a la izquierda autoritaria. Jamás habría establecido y consolidado una dictadura sin el apoyo de Fidel Castro y luego de su hermano.

Y así ocurre con los regímenes más enemigos de la democracia en África, en Asia, en el Oriente Medio. En esta última región, donde actúan organizaciones terroristas que atacan continuamente la paz, como Hamas y Hezbollah, el castrismo ha tejido alianzas por décadas.

Sin embargo, el principal aliado hoy de la dictadura cubana es el régimen ruso de Putin. Aliado no en condición de iguales, sino desde una posición de lacayo, de manifiesto servilismo.

Es el regimen que más hace peligrar hoy la paz en el mundo. Protagoniza desde hace unos tres años la agresión más sangrienta desde la Segunda Guerra Mundial. Esa agresión expansionista no es solo contra el pueblo ucraniano, contra Europa. Es también contra todo el mundo: el déspota ruso ha amenazado con el uso de armas nucleares para atemorizar a otras potencias y persistir en sus fines expansionistas e imperiales.

Y ante esa realidad, resulta profundamente repulsivo, miserable, el rol que el castrismo desempeña.

Como otrora fue satélite de la potencia soviética, y Fidel Castro el lacayo y matón de Moscú para subvertir las democracias de la región, sembrando la muerte en nombre de una ideología fracasada también en países de Asia y África. Ahora el menor de los Castro arroja otra vez la ya maltrecha y pisoteada soberanía de Cuba a los pies del asesino ruso. El fin actualizado y todavía más vil es que este le sirva de sostén y dilate la hora de la caída de su régimen.

¿Cómo algo tan obvio, tan visible, es aparentemente no visto por el mundo Occidental, por las democracias de la comunidad internacional? ¿Cómo es que no se crea una alianza global para ayudar a exterminar un mal tan prolongado y criminal como lo es el Castrismo?

Las respuestas son múltiples. Van desde los cientos de millones de dólares que el castrismo ha invertido por décadas comprando voluntades, haciendo alianzas por todo el mundo para construirse asideros, sostenes. Pasa por la complicidad inaceptable de personas de bien. En cada sitio del planeta deberían solidarizarse con el pueblo cubano. Llega hasta nuestra propia responsabilidad por no haberle puesto fin a tanta injusticia sacrificando nuestros intereses personales al bien común de la democracia y la libertad de Cuba.

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