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Por Edi Libedinsky ()
La historia de Angus Barbieri, un escocés de Tayport, Fife, es una de las más asombrosas y documentadas sobre la resistencia del cuerpo humano y el ayuno extremo para perder peso. Su caso, que data de la década de 1960, se ha convertido en una referencia médica y un hito en el Libro Guinness de los Récords.
En junio de 1965, Angus Barbieri, que entonces tenía 27 años, acudió al Hospital Maryfield en Dundee, Escocia. Su peso era alarmante: unos 207 kilogramos (456 libras). Buscando una solución drástica a su obesidad mórbida, los médicos le propusieron un ayuno terapéutico, inicialmente previsto para un corto periodo. Sin embargo, Angus tenía una determinación férrea y expresó su deseo de no volver a comer hasta alcanzar su «peso ideal».
Sorprendentemente, lo que comenzó como un plan a corto plazo se extendió mucho más allá de lo que cualquiera hubiera imaginado. Bajo estricta supervisión médica, Angus se sometió a un ayuno que duró la increíble cantidad de 382 días, desde el 14 de junio de 1965 hasta el 11 de julio de 1966.
Durante este ayuno prolongado, Angus no ingirió ningún alimento sólido. Su dieta consistió exclusivamente en: Té, café, agua mineral, vitaminas (incluyendo suplementos de potasio, sodio y levadura, esta última como fuente de aminoácidos esenciales).
Aunque pasó la mayor parte del tiempo en casa, Angus acudía regularmente al hospital para controles médicos. Se le realizaban análisis de sangre y se monitoreaba su condición general de cerca. Lo más sorprendente es que, a pesar de la ausencia de alimentos sólidos, no mostró problemas graves de salud.
Sus niveles de glucosa en sangre se mantuvieron muy bajos, pero su cuerpo se adaptó utilizando sus vastas reservas de grasa para obtener energía. Se reportó que solo necesitaba ir al baño aproximadamente una vez cada 40 o 50 días.
En las últimas semanas del ayuno, Angus incluso se permitió añadir una pequeña cantidad de leche y azúcar a sus bebidas, según los informes.
Finalmente, el 11 de julio de 1966, Angus Barbieri alcanzó su objetivo. Su peso había bajado a unos 82 kilogramos (180 libras), lo que significó una pérdida total de aproximadamente 125 kilogramos (276 libras).
El momento en que rompió su ayuno fue muy esperado. Su primera comida fue un huevo cocido con una rebanada de pan con mantequilla y una taza de café. Angus comentó que el sabor le resultó «muy bien», pero que se sintió lleno inmediatamente. Se dice que, en ese momento, casi había olvidado el sabor de la comida.
Después de su asombroso ayuno, Angus Barbieri pudo mantener su nuevo peso. Cinco años después, su peso se mantenía alrededor de los 89 kilogramos (196 libras). Se mudó a Warwick, se casó y tuvo dos hijos, viviendo una vida plena y saludable. Falleció en septiembre de 1990, a la edad de 51 años, por causas naturales, sin que se relacionara su muerte con los efectos a largo plazo de su ayuno.
La historia de Angus Barbieri es un testimonio fascinante de la adaptabilidad del cuerpo humano, pero es crucial señalar que su caso fue un ayuno terapéutico extremo y supervisado médicamente. Los profesionales de la salud advierten enfáticamente que intentar un ayuno de esta magnitud sin supervisión médica rigurosa es extremadamente peligroso y puede tener consecuencias fatales. De hecho, el Libro Guinness de los Récords ya no registra récords de ayuno por motivos de seguridad y para evitar fomentar comportamientos de riesgo.
La experiencia de Angus Barbieri sigue siendo un caso de estudio único en la historia de la medicina y la nutrición.