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Por Joel Fonte ()

La Habana.- Estos individuos ´los de las fotos- no obran como profesionales, con el rigor científico y el apego a la verdad que todo profesional está obligado a observar por ética.

No lo hacen, no porque en Cuba los valores, la rectitud moral, hayan llegado a depreciarse tanto como la condición humana misma, sino porque escogieron abandonar su compromiso con la verdad para convertirse en propagandistas, en difusores de falacias.

Porque todos los cubanos que vivimos conscientemente los largos y duros meses de la COVID-19, que sufrimos ese drama, con cientos de muertos cada día, muchos cercanos a nosotros, sabemos que la cifra total de menos de 10 mil fallecidos en ese lapso que este señor le dió al mundo fue elaborada en el buró de uno de los jerarcas del castrismo, para luego venderle a ese mismo mundo ingenuo un sistema sanitario falso, inexistente, y unas vacunas que aún hoy no tienen crédito de instituciones internacionales.

Esas vacunas, obtenidas con el hambre e incontables sacrificios de este pueblo, inconsultado, fueron una de las tantas campañas políticas de la dictadura en décadas, tal vez de las más salvajes, hechas con desdén hacia nuestro sufrimiento.

La mentira como arma todo el tiempo

Y así ocurre con la ‘informacion’ sobre apagones: es el absurdo devenido en legitimación del crimen.
Porque es impensable por lo sórdido que resulta, que un régimen estatista, con una visión económica además fascista, se desentienda de una obligación básica como la generación eléctrica, y que enmascare esa incapacidad criminal empleando a propagandistas vestidos de expertos ingenieros, para justificarlo.

Esos pseudo-ingenieros, alejados de la ética, no solo mienten sobre las causas y hechos reales relacionados con el contexto energético, sino que mantiene al pueblo atado al inmovilismo, porque los aferran a una esperanza que se renueva cada día con nuevas mentiras.

Pero cuánta fe -inamovible- tengo en que en un futuro que preveo no muy distante todo eso se sabrá, que conoceremos la corrupción y el fraude que se esconde tras esos actos, y que estos hacedores y divulgadores de falacias, y los que con ellos colaboran, serán denunciados públicamente, y sufrirán escarnio.

Porque un pueblo tan pisoteado, tan vejado, tiene que encontrar reconciliación y paz sobre todo en el conocimiento de la Verdad.

No más dictadura en Cuba. Basta de tolerar injusticias.

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