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EE.UU SE PONE DURO CON LOS DEL PAROLE Y NO DEJA ENTRAR A UNA JUEZA

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Por Brais Mengana ()

Miami.- En menos de dos semanas, el gobierno de Estados Unidos se ha plantado y le ha dicho no a dos cubanos que intentaban entrar al país por la vía del parole humanitario. Primero fue el hijo del primer ministro cubano, Manuel Marrero, y en las últimas horas a la juez Melody González Pedraza.

Ya era hora de que la Administración Biden tomara cartas en el asunto y le dejara claro a aquellos que han exprimido a los cubanos por años, y a su familiares, que las puertas de Estados Unidos no están abiertas de par en par para todos, que en algún momento se revisará el pasado de los que intentan entrar y se hará una criba.

El hijo de Marrero, que se dio la buena vida a cuenta de la posición del padre, desde que era gerente de una cadena de hoteles, ministro de Turismo y ahora primer ministro, se dio cuenta de que la situación en Cuba va cuesta abajo y se quiso escapar para que el duro momento de la caída del comunismo no lo sorprenda en su tierra y no tener que enfrentarse a aquellos de los cuales él y su padre se burlaron.

Y ahora quiso entrar acá la jueza González Pedraza, quien formó parte de los tribunales que sancionaron a los jóvenes del 11 de julio, de los cuales más de mil permanecen en prisión, con condenas más propias de malhechores o terroristas que de unos cubanos que salieron a pedir por la libertad del país, el fin del castrismo y el comunismo, a reclamar alimentos, electricidad, una vida digna.

La juez de marras llegó a Estados Unidos y como no le permitieron entrar, solicitó asilo político. Ahora explicará que es perseguida por el régimen, o tal vez diga que la obligaron a sancionar a los jóvenes que protestaron, que no es mentira, pero un juez o un fiscal digno se hubieran rehusado y, en el peor de los casos, hubiera renunciado.

Para ella, lo fácil fue hacer lo que le dijeron desde la estructura correspondiente del partido comunista. Lo asumió y mandó a prisión a jóvenes inocentes, a los cuales se les acusó de un grupo de delitos que no cometieron, como los de sabotajes, daño a la propiedad social y no sé cuantos más, a pesar de que todos sabemos de que salvo en Cárdenas, Güines y en lugares puntuales de La Habana, no se rompieron vidrieras ni se quebró nada.

El castrismo utilizó a jueces como Melody González Pedraza para dar el escarmiento. Y ella se prestó. Se brindó o no tuvo valor para decir que no, que no le iba a hacer el juego al régimen, y entonces, tres años después quiere escoger el camino de la libertad. Y le salió el tiro por la culata porque las autoridades migratorias le negaron la entrada.

Ahora mismo nadie sabe qué pasará con ella, pero lo más justo, lo más digno, y lo más normal, sería que la devolvieran a Villa Clara y que purgara sus penas allá, pidiendo perdón cada día por lo que hizo. O, de lo contrario, que volviera cabizbaja a caminar por las calles de esos pueblos, arrepentida de lo que hizo.

Al final, los comunistas no harán nada por ella y lo sabe. La exjuez sabe que la utilizaron, y que se dejó, pero ya es tarde, demasiado tarde.

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