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ECONOMÍA CUBANA: MÁS MEDIDAS, EL MISMO RESULTADO 

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Por Jorge Sotero

La Habana.- El gobierno cubano se acordó ahora, como todos los fines de año, que es necesario dinamizar la economía y lanzó un paquete de medidas, cuyo resultado lo puedo vaticinar desde ahora, sin ser un experto en esos temas.
Solo por la experiencia acumulada por años, puedo advertir que las medidas serán un fracaso más, otro de los tantos a los que nos tiene acostumbrado el inoperante grupo de personas que rige los destinos de la isla y de más de 10 millones de personas, de las cuales el del 90 por ciento padece limitaciones de cualquier tipo, pero sobre todo hambre.
Ahora, según palabras de Manuel Marrero, el flamante primer ministro que nada ha resuelto en sus seis años en el puesto, se implementarán nuevas medidas en 2024, con la intención de que la economía cubana de un salto, aunque él está convencido de que si no ocurre un milagro, no habrá salto alguno, porque las medidas, como siempre, no tienen pies ni cabeza, y solo buscan aumentar el control del Estado sobre el pueblo. Nada más.
Ya el ministro de economía, el inefable Alejandro Gil, había adelantado algunas, como la redimensión del mercado cambiario, que incluye la intervención del gobierno en el mercado negro de activos, tal vez con la prohibición de la compra y venta de divisas, tal como ocurrió hasta principios de los años 90, cuando, con el agua al cuello, despenalizaron la tenencia de dólares, un delito que llevó a miles de personas a las cárceles.
El gobierno cubano no se cansa de poner límites y controles y pretende controlar el cambio, determinar las tasas y la formación de precios, porque sus asesores económicos -imagino yo- les recomendaron que con eso habría más control sobre las divisas convertibles, que es lo único que les interesa a los barrigones empoderados.
Ni a Marrero, ni a Alejandro Gil, ni a Canel, ni a los Castro, como dueños de todo, les gusta, ni les conviene, que alguien desde fuera, sentado en un ordenador, decida el precio al que se va a vender el dólar, el euro, o el MLC, incluso, el peso cubano contante y sonante, y no el electrónico. Esa tarea la quieren para ellos, porque en su mentalidad feudal no cabe que ocurra algo en la isla que ellos no puedan controlar.
Para ellos, la tasa de cambio que llega desde fuera es especulativa, pero se olvidan de una cosa: los cubanos consideraron siempre que la tarifa a la que se vendía la libra de cerdo, era la del dólar, y ahora la moneda del poderoso vecino del norte apenas sobrepasa los 260 pesos y el precio de la libra de cerdo anda por los 500 pesos. Entonces desde fuera no los aprietan tanto. ¿No creen?
Los únicos que especulan con todo en Cuba son los gobernantes, y para eso orientaron al Banco Central trabajar en una tasa de cambio del dólar que intentarán imponer, para hacer el ridículo, como hicieron hace unos meses, cuando dijeron que las Cadecas iban a vender dólares, pero solo los que compraran a la población. Ese negocio les duro una semana, porque nadie, ni los extranjeros que visitaron ocasionalmente el país, fueron a esos sitios a cambiar sus monedas por el alicaído peso cubano.
Durante algunos días se hicieron colas en los alrededores de las Cadecas, pero al darse cuenta las personas que estas no venderían dólares, la ‘genial’ idea del gobierno cayó al vacío, como tantas otras en los últimos 65 años, que han terminado por sumir al país en la más absoluta pobreza.
Marrero cree, sin embargo, que “la ausencia de un mercado cambiario estable afecta el control del tipo de cambio oficial, provoca la devaluación del peso cubano, incrementa su inconvertibilidad y, por ende, la función del dinero y el salario, así como el interés por el trabajo”.
Lo dice como si los cubanos fueran seres anormales, incapaces de darse cuenta de la causa de todos los problemas que tiene el país, la desmotivación por trabajar, la miseria generalizada, producto de una economía en ruinas y un gobierno incapaz, que ha llevado a la más absoluta depauperación al país.
Señor Manuel Marrero, nada que hagas con el mercado cambiario va a resolver los problemas de los cubanos. Los de ustedes sí, porque tendrán cada vez mayor control sobre las divisas y se darán mejor vida, pero no las del pueblo.

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