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Donde otros vieron un limpiabotas, él vio un imperio

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En los años treinta, un niño chino llamado Henry Sy llegó a Filipinas sin saber una palabra de tagalo. Su familia había huido de la pobreza en Xiamen buscando un futuro mejor.

Pero el futuro no lo esperaba: había que construirlo.

Henry comenzó limpiando botas frente a las farmacias de Manila. Con un trapo, un cepillo y una caja vieja, ganaba apenas lo suficiente para comer.

A veces, lo echaban de los lugares donde intentaba trabajar. Frente a una farmacia Mercury, el dueño lo ahuyentaba cada vez que se acercaba. Pero Henry no se rindió.

Buscó otra esquina. Otro cliente. Otro día. Con el tiempo, sus manos pasaron de pulir cuero a manejar dinero. Años de disciplina y ahorro lo llevaron a abrir una pequeña tienda, luego otra, y otra más.

Hasta que fundó su propio centro comercial. Y luego, una cadena completa: SM Malls, los más grandes de Filipinas.

Henry Sy murió como el hombre más rico del país. Pero en ninguno de sus centros comerciales permitió que se instalara una farmacia Mercury. No por rencor, sino por memoria. Porque algunos rechazos no se olvidan: se transforman en impulso.

De limpiabotas a magnate, Henry Sy demostró que la dignidad no se pierde en la pobreza, sino en rendirse ante ella. (Tomado de Datos Históricos)

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